Redacción Macronews.- A partir de la próxima semana, el Gobierno de México, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, iniciará una campaña nacional para reducir el consumo de refrescos, tanto azucarados como sin azúcar, ante el creciente impacto que estas bebidas tienen en la salud pública. El anuncio fue realizado durante la conferencia matutina del 27 de agosto, en la que la mandataria subrayó que el eje central de la estrategia será la educación y la concientización ciudadana.
México se encuentra entre los países con mayor consumo de refrescos en el mundo, con un promedio de 95 litros per cápita anuales entre 2023 y 2027. Este nivel de ingesta supera incluso a países europeos y representa una carga significativa para el sistema de salud nacional, especialmente en el tratamiento de enfermedades como la diabetes y la hipertensión. “Está demostrado que el azúcar en exceso representa un alto riesgo para la salud y está asociado a enfermedades que terminan en la muerte”, advirtió Sheinbaum.
El mercado mexicano está dominado por gigantes como Coca Cola y Pepsi, que concentran la mayoría de las ventas. Cada mes se producen entre 300 y 400 millones de litros de refrescos saborizados, de los cuales el 69% corresponde a bebidas carbonatadas. Esta penetración comercial ha convertido al país en un terreno clave para las estrategias de mercadotecnia de estas marcas, pero también en un foco de atención para las políticas públicas de salud.
La presidenta reveló que el gobierno realizó una encuesta nacional para conocer la percepción ciudadana sobre el consumo de refrescos. El resultado mostró una contradicción alarmante: el 90% de los encuestados reconoció que estas bebidas hacen daño, pero aun así las sigue consumiendo.
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“Es un hábito cultural profundamente arraigado. A la hora de la comida es muy común que haya un refresco en la mesa”, explicó.
Ante la pregunta sobre un posible nuevo impuesto a los refrescos, Sheinbaum no descartó la medida, pero aclaró que lo primordial es educar. “Lo importante es que la gente no consuma tanto refresco. Hay que orientar, hay que educar para cambiar el consumo de refrescos por agua”, enfatizó.
La campaña se enfocará en promover el consumo de agua como sustituto principal, y buscará transformar costumbres familiares y sociales que han normalizado el consumo diario de bebidas azucaradas. El reto, según la presidenta, no es solo informar, sino generar un cambio cultural duradero que impacte positivamente en la salud de millones de mexicanos.