El feminicidio de Ingrid Escamilla indignó a México no sólo por la saña con que fue cometido, aparentemente por su pareja Erick Francisco, sino por la filtración y publicación de imágenes de su cuerpo mutilado, además de que el presunto homicida lo hizo frente a su hijo de 15 años de edad con autismo.
El daño que el menor de edad sufrió al presenciar el acto es irreversible, consideró Laura Araceli Arias Pérez, terapeuta de familia y suicidóloga.
Aunque para emitir una opinión del efecto que ese hecho puede generar en él es necesario conocer el grado de autismo que el adolescente tiene, consideró que sufre de trastorno de estrés postraumático.
En entrevista, expuso que dicho trastorno puede durar desde meses hasta años, dependiendo del apoyo psicosocial, afectivo y familiar que tenga; afectará su rendimiento escolar y la manera en que se relaciona con las personas.
Ser testigo del asesinato de Ingrid -quien tras ser apuñalada en el cuello fue desollada- puede generar dos reacciones en el menor, según su nivel de autismo.
Si este adolescente tiene un espectro alto, la forma de responder será más accesible, con una conciencia más acorde a lo que está viviendo; si él tuviera un bajo espectro, esto significaría ser más propenso a aislarse de su propio mundo, disociar sentimientos y sensaciones que llegan a ser abrumadores para él», puntualizó la especialista.
El Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad define el trastorno de espectro autista como una afectación neurobiológica que da lugar a dificultades en dos áreas: deficiencias persistentes en la comunicación y en la interacción social, y patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.
Al estar expuesto a un nivel tan alto de violencia como el del hecho ocurrido la noche del domingo en la colonia Vallejo, alcaldía Gustavo A. Madero, así como a un entorno de violencia intrafamiliar, también es probable que el menor replique las conductas agresivas, ya sea hacia los demás o hacia él mismo.
Sin embargo, desde la perspectiva de la víctima indirecta y su incapacidad para comprender del todo la situación, existen posibilidades para ayudarle a llegar a un reconocimiento y la construcción de un mejor estado de vida.
Se necesita un muy buen apoyo no sólo de las redes sociales que son amigos y familia, sino de tenderle la mano a nivel terapia familiar y, además, un proceso terapéutico que a él le ayude a restablecer su vida anterior al evento traumático», explicó la psicóloga.
Por último, opinó que, como sociedad y como Estado, es necesario estar al pendiente para dar un apoyo más grande y no solamente ser observadores o críticos desde fuera, sino saber cómo es que se puede apoyar dentro a ese tipo de víctimas.
FUENTE: Excelsior