¿Qué habría ocurrido si los mexicanos Pancho Villa y Emiliano Zapata hubieran unido fuerzas para invadir Estados Unidos?
La idea quedó plasmada en papel. Así se lee en una de las al menos 30 cartas que intercambiaron dos de los líderes más icónicos de la Revolución Mexicana, de cuyo inicio se cumplen 110 años este 20 de noviembre.
El largo conflicto armado (1910-1917) que inició como una lucha contra la perpetuación en el poder del general Porfirio Díaz, dejó más de un millón de muertos en el país.
Villa, alegando que Estados Unidos estaba respaldando al gobierno constitucionalista mexicano durante el conflicto, intentó lograr el apoyo de Zapata para trasladar la lucha al otro lado de la frontera escribiéndole una carta:
“El enemigo común para México es actualmente los Estados Unidos y la integridad e independencia de nuestro país está a punto de perderse si antes todos los mexicanos honrados no nos unimos y con las armas en la mano impedimos que la venta de la Patria sea un hecho“.
La misiva, sin embargo, nunca llegó a las manos del Caudillo del Sur.
Carranza y EU
8 de enero de 1916. México se desangra mientras aumentan las diferencias entre las diferentes facciones revolucionarias que un día se unieron contra el porfiriato.
Año y medio antes, Venustiano Carranza había logrado unir a los principales líderes revolucionarios para conseguir que el presidente golpista Victoriano Huerta dejara el poder.
Sin embargo, pronto discrepó con las reivindicaciones de Villa y Zapata. Fue entonces cuando comenzó una “guerra de guerrillas” entre grupos y la etapa más cruenta de la Revolución Mexicana.
Es en este contexto que Villa le escribió la carta a Zapata en la que mostraba su enojo por haber sido derrotado cuando intentaba invadir el estado de Sonora desde Chihuahua “porque el enemigo contó con el apoyo indebido y descarado del gobierno americano”.
Además, aseguraba que Carranza pretendía firmar un acuerdo de colaboración con Washington que, según el revolucionario, ponía en riesgo la soberanía de México.
Con las dos invasiones estadounidenses al país aún recientes (en 1914 y 1847, en la que México perdió la mitad de su territorio), el Centauro del Norte consideró en su carta a Zapata que una invasión conjunta era la mejor manera de frenar el avance del “enemigo”.
“(…) encontrándonos a inmediaciones de Agua Prieta y en vísperas de atacarla, llegó el enemigo por territorio americano y en trenes, un refuerzo de cinco mil carrancistas que el Gobierno de los Estados Unidos permitió pasar.
¿Puede registrarse mayor acto de ofensa para el pueblo mexicano y ataque a su Soberanía Nacional?
(…) ya ha de conocer Ud. los tratados que Carranza celebró con el Gobierno de Washington.
(…) decidimos no quemar un cartucho más con los mexicanos nuestros hermanos y prepararnos y organizarnos debidamente para atacar a los americanos en sus propias madrigueras y hacerles saber que México es tierra de libres y tumba de tronos, coronas y traidores.
Con objeto de poner al pueblo al tanto de la situación y para organizar y reclutar el mayor número posible de gente con el fin indicado, he dividido mi Ejército en guerrillas y cada Jefe recorrerá las distintas regiones del país que estime convenientes, mientras se cumple el término de seis meses, que es el señalado para reunirnos todos en el Estado de Chihuahua con la fuerzas que se haya logrado reclutar y hacer el movimiento que habrá de acarrear la unión de todos los mexicanos.
Como Ud. es mexicano honrado y patriota, ejemplo y orgullo de nuestro suelo, y corre por sus venas sangre india como la nuestra, estoy seguro que jamás permitirá que nuestro suelo sea vendido y también se aprestará a la defensa de la Patria.
Como el movimiento que nosotros tenemos que hacer a los Estados Unidos, solo se puede llevar a cabo por el Norte, en vista de no tener barcos, le suplico que me diga si está de acuerdo en venirse para acá con todas sus tropas y en qué fecha, para tener el gusto de ir personalmente a encontrarlo y juntos emprender la obra de reconstrucción y engrandecimiento de México, desafiando y castigando a nuestro eterno enemigo, al que siempre ha de estar fomentando los odios y provocando dificultades y rencillas entre nuestra raza“.
¿Cómo apareció la carta?
Sin embargo, todo parece indicar que esta propuesta nunca llegó a ser leída por Zapata.
Dos meses después de ser escrita, la carta fue encontrada entre las ropas de uno de los mexicanos muertos en el ataque liderado por Villa a Columbus, en Nuevo México.
El revolucionario, quien es considerado por esto como el único latinoamericano que ha encabezado una invasión a EU, acabó por lo tanto cumpliendo su plan en solitario y a la espera de recibir una respuesta de Zapata a su invitación que nunca llegó.
El historiador Armando Ruiz Aguilar, autor del libro “Nosotros los hombres ignorantes que hacemos la guerra” que compila la correspondencia entre ambos insurgentes, reconoce la “incógnita” en torno al hecho de que el documento se encontrara en ese lugar y dos meses después de ser escrito.
“No se sabe si al villista muerto lo descubrieron realmente ahí, como herido en la batalla (de Columbus); o si ya lo habían localizado anteriormente y hubo una refriega antes de que lo mataran”, le dice a BBC Mundo.
“Algunas informaciones apuntan a que (el mensajero) podría ni haber salido nunca de Chihuahua”, dice.
Varios expertos creen que la carta podría haber sido “sembrada” de algún modo por EU como parte de una estrategia o incluso cuestionan su veracidad, basados por ejemplo en el hecho de que la caligrafía no se corresponde con la de Villa.
Ruiz Aguilar, sin embargo, defiende su importancia histórica y resta importancia a este detalle, al recordar que en aquella época “las personas con liderazgo dictaban las cartas a otras personas”.
Tras su hallazgo, la carta se envió a EU, donde no se redescubrió y salió a la luz pública solo hasta 1975. Actualmente, se conserva en los Archivos Generales de Washington.
¿Y si Zapata la hubiera leído?
Preguntado sobre qué habría ocurrido si Zapata hubiera recibido la misiva, el historiador cree que probablemente no habría aceptado la propuesta de invadir territorio estadounidense.
“Era muy, muy riesgoso y Zapata tendría que estar vigilando a la vez su frente de acción, que estaba en el centro del país. Además el desplazamiento hacia el norte habría sido muy caro”, opina.
Para Ruiz Aguilar, una de las conclusiones más interesantes de haber estudiado esta y otras decenas de cartas enviadas entre ambos líderes es poder conocer de manera mucho más personal e íntima el tipo de relación que mantenían.
“Ellos nunca fueron compadres, de hecho no se conocieron hasta 1914 en Ciudad de México. Las primeras cartas son muy cortas, diplomáticas y con muchos saludos, pero sus textos son después más cálidos y se aprecia cómo se va afianzando una amistad”, destaca.
De su lectura se extrae, dice el experto, que son dos hombres que aman a México, que saben que tienen diferencias pero que se unen en su objetivo de acabar con el carrancismo.
“Sus cartas dejan claro que tras su lucha había una visión que iba más allá. Muestran sus verdaderos ideales, que tenían una opinión política y un proyecto de nación”, concluye.
FUENTE: Animal Político