Cuando se difundieron las primeras imágenes de la captura de Joaquín Guzmán Loera, «El Chapo», muchos se preguntaron por qué su ropa estaba tan sucia.
Y la respuesta es que el capo trató de huir por un drenaje durante la operación militar con la que se le quería arrestar en Los Mochis, Sinaloa, en el noroeste de México.
Ya lo había hecho en febrero de 2014 cuando escapó de un operativo similar en Culiacán, la capital del estado.
Pero esta vez no funcionó. Los marinos y policías federales que le seguían los pasos también lo buscaron bajo tierra.
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Estaba previsto que tratara de escapar por la alcantarilla, dijo Arely Gómez, procuradora General de la República en una conferencia en el aeropuerto de Ciudad de México, donde Guzmán Loera fue presentado a los medios en la noche de este viernes.
Los militares abrieron las tapas del drenaje y siguieron al capo y a un acompañante dentro de la red pluvial de la zona.
La persecución obligó a Guzmán a volver a la superficie.
Vecinos de la ciudad contaron a medios locales su sorpresa al ver salir a dos hombres de una alcantarilla en la calle Boulevard Rosales.
Eran «El Chapo» y uno de sus jefes de seguridad, identificado como Orso Iván Gastélum.
Apenas escaparon del drenaje le quitaron el auto a una persona que circulaba por el sitio, dijo la procuradora Gómez.
Pero la víctima denunció el robo a la policía local. En unos minutos los marinos reiniciaron la persecución.
«El Chapo» y su escolta no lograron salir de la ciudad: la Marina había cerrado la carretera que conducía a la ciudad Navojoa, al norte del estado.
El fugitivo fue detenido y de inmediato los marinos lo llevaron a un motel cercano, a 6 kilómetros del centro de Los Mochis. Eran aproximadamente las 09:00 hora local (15:00 GMT).
En una habitación del negocio, con imágenes de una mujer desnuda en una pared, se tomó la primera foto de Joaquín Guzmán Loera.
Había sido detenido por tercera ocasión.
En la noche de este viernes fue enviado en helicóptero y frente a la presencia de decenas de periodistas y fotógrafos a la prisión de máxima seguridad de El Altiplano, la misma de la que escapó el 11 de julio de 2015.
Enfrentamientos
La operación para recapturar a uno de los delincuentes más buscados del mundo empezó en diciembre, cuando el grupo de élite de la secretaría de Marina y la Policía federal que le perseguía supieron que Guzmán Loera «se trasladaría a una zona urbana», dijo la fiscal Arely Gómez.
Durante casi un mes vigilaron una casa en el barrio Las Palmas, una zona de clase media alta en el norte de Los Mochis.
El 6 de enero llegó una camioneta a la vivienda. El grupo verificó de nuevo su información.
Concluyeron entonces «que el delincuente estaba en el inmueble», señaló Gómez.
Así, a las 04:30 de la mañana del viernes 8 de enero los marinos y policías llegaron a la casa, pero los recibieron con disparos.
La batalla fue intensa, cuentan periodistas locales, pues los custodios del capo tenían fusiles de asalto, granadas, y lanzacohetes.
Al final, según la Secretaría de Marina, murieron 5 compañeros de Guzmán Loera.
Sus cuerpos quedaron en el patio, el garaje y una habitación de la casa.
Otras 6 personas fueron detenidas.
Mientras un helicóptero Black Hawk sobrevolaba la zona, «El Chapo» y su jefe de seguridad huyeron por el drenaje.
Cacería intensa
Los militares y policías que capturaron a Guzmán Loera tenían meses de perseguirlo, especialmente en la región montañosa conocida como Triángulo Dorado.
En esa zona el capo tiene una amplia protección social de campesinos, ganaderos y autoridades locales, dicen especialistas.
Allí vivió varios años antes de su segunda captura y de hecho volvió horas después de escapar de prisión en julio de 2015.
La cacería fue intensa, con intercepción de comunicaciones de internet y teléfono móvil de personas cercanas al capo.
También su familia fue vigilada. Además, se desplegaron drones con equipo especial de rastreo, sobre todo en las montañas vecinas a Tamazula, Durango, y Cosalá, Sinaloa.
Son dos de las poblaciones más grandes del Triángulo Dorado, separadas por altas montañas donde abunda el cultivo de amapola y marihuana.
En octubre pasado Guzmán Loera estuvo a punto de ser capturado en una comunidad cercana a Tamazula.
La procuradora Arely Gómez dijo que un elemento de la Marina lo tuvo en la mira de su rifle desde un helicóptero, pero no disparó porque «El Chapo» traía a una niña abrazada.
Al correr, sin embargo, tropezó y se lastimó la cara y una pierna. Tardó varias semanas en recuperarse.
La operación militar provocó la salida de decenas de personas, que escaparon de posibles enfrentamientos. Muchos aún permanecen en Cosalá.
Tecnología, la clave
De acuerdo con especialistas, la operación en las montañas pretendía obligar al capo a refugiarse en zonas urbanas, donde su seguridad personal es menor.
También es más visible, a pesar de que en muchas poblaciones de Sinaloa es frecuente la presencia de grupos de sicarios.
Según un comunicado de la Marina, eso fue lo que sucedió en la operación de Los Mochis: una «denuncia ciudadana» sobre personas armadas los llevó al escondite de «El Chapo».
Pero en realidad el rastreo de las comunicaciones fue clave, señaló la procuradora.
También la experiencia de quienes perseguían a Guzmán Loera.
Los marinos y policías que lo recapturaron fueron entrenados en Estados Unidos.
Y algunos de quienes participaron en la operación son los mismos que, en febrero de 2014, lo detuvieron en un departamento en el balneario de Mazatlán.
(FUENTE: BBC MUNDO)