Kevin de Jesús Calderón Díaz, el niño del municipio de Emilino Zapata, Tabasco, que en junio de 2014 salió a la luz pública a nivel nacional por un acto extremo de bullying en su contra, se ahogó ayer por la tarde en el río Usumacinta, al tratar de salvar a su hermanito y a una prima.
El hermano de cinco años de Kevin que logró salvar la vida está internado en el hospital de la localidad y se reporta grave.
De acuerdo con un reporte, los padres de Kevin –quien tenía ya 17 años y era estudiante de preparatoria– salieron desde temprano de su vivienda, por lo que éste se quedó solo con sus hermanos, lo cual aprovecharon para irse de “pinta” a bañase al río Usumacinta, en una de las partes bajas del ‘playón´’ conocido como “El paso de los pescadores”.
Testigos afirman que un remolino arrastró a su hermanito Isaías Natanael, de 5 años, y a su primaNatalia Pinto, de 15, por lo que en un acto heroico Kevin trató de salvarlos y se tiró a rescatarlos, lo que logró con la ayuda de las personas presentes, pero desapareció entre las fuertes corrientes del afluente.
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Hasta este momento su cuerpo no ha podido ser rescatado, luego de una afanosa búsqueda por parte de buzos profesionales de Protección Civil del municipio de Tenosique y de Emiliano Zapata, así como los lugareños que ayudan en la localización.
LA HISTORIA DE KEVIN
El 30 de junio del año 2014 se registró el caso extremo de bullying contra Kevin, entonces estudiante del segundo grado del turno vespertino, de la escuela secundaria “Carlos Pellicer Cámara” de Emiliano Zapata, Tabasco, cuando en un vídeo y fotografías el menor fue captado en el momento en que fue golpeado y humillado por sus mismos compañeros.
Lo grave es que ni el director de esa escuela, Rafael Walt Silveira, ni los maestros de ese plantel, intervinieron para frenar la actitud de los agresores en contra de Kevin.
Claramente se observa en las gráficas cómo lo amarraron con cinta canela de los pies y manos; luego lo tiraron al suelo y la agresión continúa cuando lo encierran en un tipo de jaula y le ponen ladrillos en la cabeza.
Fuente: Excelsior
