Alumnos de segundo grado de la escuela primaria Patria Libre, en la colonia Unión y Progreso de esta ciudad, representarán a México a la Expo Ciencia Internacional, en julio próximo en Bruselas, Bélgica.
Camila, Mireya y Oliver, de siete años de edad, fueron elegidos por sus compañeros de grupo para exponer el proyecto colectivo en la justa internacional.
La iniciativa estudiantil surgió en el salón de clases, guiados por la profesora Elvia Rosa Onofre Nezama, quien junto con los padres de familia, acompaña las inquietudes de los niños en su tarea científica y recreativa.
“(Los alumnos) son quienes manifestaron su interés por conocer otros materiales para pintar, con materiales disponibles en la naturaleza, como la tierra, y de esta manera, utilizarla como pintura natural”, explica la docente.
El Color de Mi Tierra, como se nombró al proyecto, es la preparación de colores utilizando técnicas ancestrales y la tierra como pigmento.
“La creación de pinturas naturales para uso escolar, a base de tierra oaxaqueña, también requiere combinarse con fécula de maíz, agua y nopal o engrudo para su pigmentación en papel, tela, madera y paredes.”
Tras ganar las fases regional, estatal y nacional, la comunidad escolar se involucró en la recolección de tierras de diferentes colores.
Al alzarse como campeones en la fase nacional, la tarea de investigación, recolección de tierra y producción del colorante se mantiene entre el alumnado para poner en alto el nombre del estado de Oaxaca y del país, en la Expo Ciencia Internacional que se desarrollará del 19 al 25 de julio del 2015 en la ciudad de Bruselas, Bélgica.
Pequeños grandes músicos
El municipio de Santa María Tlahuitoltepec, en la Sierra Norte de Oaxaca, tiene una tradición musical de más de 400 años. Inició con la llegada de la música sacra que se tocaba en los templos, después se incorporaron grupos vocales y más tarde los instrumentos de cuerda.
Una centena de pueblos zapotecos y mixes son el semillero regional de concertistas, directores y bandas.
“Al igual que los niños, aquí las niñas aprenden primero el complejo lenguaje musical del solfeo, que a leer y escribir”, señaló Citlali Pérez Díaz, quien desde los cinco años ingresó a la banda comunitaria Ka’ux.
“Al igual como muchas niñas y niños, llegué a la banda antes de ir a preescolar. Llevo más de la mitad de mi vida acompañada por la música. Aquí ( en la zona mixe) decimos que nacemos, vivimos y morimos con la música”, refiere.
Según la empatía, los pequeños eligen instrumentos como clarinete, soprano, sax alto, sax tenor, requinto, saxofón, trompeta, trombones, tuba, tarolas, bombo, platillos y triángulo.
A temprana edad son capaces de interpretar de memoria pasodoble, vals, danzones, marchas, boleros, chilenas, oberturas y un amplio repertorio.
( FUENTE EXCELSIOR)