Madrid.- Greenpeace vaticinó un verano «aún peor» en cuanto a incendios que el de 2019 para varias regiones del planeta como Siberia, Brasil o Indonesia.
La ONG recuerda que el pasado verano ardieron millones de hectáreas en varios países del Amazonas, en Siberia Oriental, África o Indonesia y destacó que en Siberia solo en el mes de junio se quemaron más de 3 millones de hectáreas; y en Indonesia se declaró el estado de emergencia hasta finales de septiembre después de identificar más de 700 incendios.
El fuego aumenta la concentración de CO2 en la atmósfera y sube la temperatura media, lo que aumenta la vulnerabilidad de los bosques ante los incendios.
De hecho, añade que el pasado mes de junio se alcanzó un nuevo récord en la concentración de CO2 respecto a los meses de junio anteriores, ya que se alcanzó una concentración de CO2 de 416.39 partes por millón (ppm), es decir, 2.46 ppm más que en el mismo mes de 2019.
Greenpeace alerta de que los incendios contribuyen enormemente al calentamiento global y que, de seguir ignorando los impactos climáticos de los incendios, no se podrá lograr el objetivo de limitar el aumento de la temperatura global a 1.5º C del Acuerdo de París.
Además, alerta de que la llegada de la temporada seca a Brasil se asocia históricamente a la temporada de ‘queimadas’, cuando empresas y colonos hacen uso del fuego para eliminar el bosque y para generar terrenos para la agricultura para pastos del ganado y cultivos de soja fundamentalmente.
De hecho, afirma que datos del Instituto Brasileño de Investigaciones Espaciales contabilizó del 1 de enero al 30 de junio un total de 7,903 incendios o focos de calor, de los que 914 afectaron a tierras indígenas (11.5%) y 194 afectaron a espacios protegidos (2.4%).
El número total de incendios en estos primeros 6 meses ha registrado una caída del 25.4 por ciento respecto al mismo periodo del año pasado (que podría ser debido al incremento de las precipitaciones medias entre enero y mayo); pero durante el pasado mes de junio el número de incendios alcanzó su punto más alto de los últimos 13 años.
El portavoz de Greenpeace España Miguel Ángel Soto alertó de que en los datos de incendios y números de focos de calor detectados por los satélites de seguimiento en Brasil auguran «otro verano crítico» que devuelve el sentimiento de «vivir bajo una emergencia climática, donde las medidas tomadas por gobiernos y corporaciones son claramente insuficientes».
Respecto a Rusia, lamenta que la temporada de incendios de verano ha aumentado la superficie afectada y que a principios de julio la superficie total de incendios forestales activos alcanzó los 3.3 millones de hectáreas, incluidas sierras del lejano oriente de Rusia y del noreste de Siberia, como la República de Saja (Yakutia), Chukotka, Kamchatka, la región de Magadán y la región de Krasnoyarsk.
Estos incendios estarían detrás de una ola de calor que ha afectado al Ártico durante el mes de junio que llevó al termómetro hasta los 37 grados centígrados en Verkhoyansk, una de las ciudades más frías de la Tierra. En esta ciudad, la temperatura media en el mes de junio era ligeramente superior a los 13 ºC.
La ONG avisa de que Siberia se está calentando a un ritmo «mucho más rápido que el resto del planeta», lo que provoca que el permafrost se derrita, lo que crea unas condiciones perfectas para los mega-incendios.
Finalmente, en cuanto a Indonesia, señala que el gobierno de la provincia de Kalimantán declaró el pasado fin de semana el estado de emergencia hasta septiembre tras identificarse 700 incendios forestales.
El portavoz de Greenpeace Indonesia, Kiki Taufik, explicó que los incendios podrían ser «potencialmente más grandes y extenderse al subsuelo (turba) en zonas remotas, especialmente en las zonas quemadas en 2019 que aún no han sido restauradas.
Indonesia es el mayor productor mundial de aceite de palma y, cada año, los incendios están vinculados a las prácticas de tala y quema utilizadas para despejar las zonas de cultivo de aceite de palma. Los incendios en 2019 fueron particularmente dañinos, con 1.6 millones de hectáreas de bosques y turberas quemadas.
FUENTE: Sipse