¿Cómo es la votación para designar a un papa?
El proceso para elegir al próximo papa es un ritual cuidadosamente organizado.
La votación para elegir al papa es un ritual cuidadosamente organizado.
De acuerdo con las normas establecidas, se realiza un sorteo para seleccionar a nueve cardenales que tendrán un papel en la elección. Estos se dividen en tres grupos:
Escrutadores: Tres cardenales que supervisan todo el proceso.
Infirmarii: Tres cardenales que recogen los votos de los electores que estén enfermos (aunque hasta el miércoles no se creía que ninguno lo estuviera).
Auditores: Tres cardenales que revisan las papeletas al final de cada ronda de votaciones.
Los cardenales, sentados en largas mesas dentro de la Capilla Sixtina, reciben cada uno un papel rectangular que trae impresa la frase en latín Eligo in Summum Pontificem, o “Elijo como sumo pontífice”. Debajo, escriben el nombre de su elección para papa.
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Las reglas del cónclave de 1996 especifican que el voto debe ser secreto y el nombre del candidato legible; se debe tener cuidado de no escribir también otros nombres, pues en este caso “no será válido ninguno”.
Uno a uno, los cardenales caminan con su papeleta hacia el altar de la capilla. Frente a la pared oriental, decorada con El juicio final de Miguel Ángel, cada cardenal pronuncia un juramento en latín: “Pongo por testigo a Cristo Señor, que me juzgará, de que mi voto es dado a aquel que, según Dios, creo que debe ser elegido”.
Después el cardenal deposita la papeleta en un plato y la desliza en una urna, que tradicionalmente es un gran cáliz.
Una vez que todos los cardenales han votado, uno de los escrutadores mezcla las papeletas agitando el cáliz. Luego los votos se cuentan individualmente y se depositan en un segundo recipiente. El número de papeletas y de votantes tiene que coincidir; de no ser así, la votación es nula.
Después, los tres escrutadores abren y leen las papeletas. El tercero anuncia el nombre en voz alta y lo registra.
Una vez contados los votos, un escrutador perfora cada papeleta con una aguja y las enhebra con un cordel rojo. Después de que los auditores verifican el conteo, se queman las papeletas.
A excepción del primer día, en el que solo hay una votación, se celebran dos votaciones cada mañana y dos cada tarde hasta que dos tercios de los cardenales coincidan en su elección.
FUENTE: NYTIMES