El presidente de Estados Unidos tuiteó el sábado que la próxima semana tomará la decisión final sobre si Estados Unidos permanecerá o no en el acuerdo climático de París.
La indecisión de Trump provocó que los líderes del Grupo de las Siete naciones más industrializadas del mundo (G7) hicieran un inusual reconocimiento al señalar que fracasaron en zanjar sus diferencias sobre el cambio climático y que Estados Unidos no se unió al resto de los países en su compromiso con el histórico Acuerdo de París.
I will make my final decision on the Paris Accord next week!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 27 de mayo de 2017
Donald Trump hizo el anuncio sorpresivo en el último día de su largo viaje internacional, después de que se negó a ceder a la intensa presión internacional y declinó comprometerse a mantener a Estados Unidos en el acuerdo climático.
Momentos antes el sábado, los otros seis miembros del G7 votaron a favor del acuerdo climático de París.
Estados Unidos de América está en proceso de revisión de sus políticas sobre cambio climático y sobre el Acuerdo de París y, por lo tanto, no está en posición de unirse al consenso sobre estos temas», indicó el comunicado final de la cumbre del G7.
Trump fue presionado durante los últimos tres días, primero en Bruselas durante las reuniones de la OTAN y la Unión Europea, y luego en Sicilia para el G7, pero dejará Italia sin aclarar cuál es su posición.
Bajo el acuerdo del G7, el gobierno de Trump tendrá más tiempo para evaluar si Estados Unidos seguirá comprometido con el acuerdo de París de 2015, que busca controlar las emisiones de gases de efecto invernadero.
Comprendiendo este proceso, los jefes de Estado y de Gobierno de Canadá, Francia, Alemania, Italia, Japón y Reino Unido y los presidentes del Consejo Europeo y de la Comisión Europea reafirman su fuerte compromiso de implementar rápidamente el Acuerdo de París», agregó el texto del grupo de potencias.
Retirar a Estados Unidos del acuerdo climático fue un punto central de la campaña de Trump. Sus colaboradores han estado analizando si pueden ajustar el marco del acuerdo, incluso si Estados Unidos no se retira por completo.
Otras naciones del G7 presionaron fuertemente a Trump para que su país permanezca en el acuerdo climático. La canciller alemana Angela Merkel dijo que «presentamos muchos argumentos».
El primer ministro italiano, Paolo Gentiloni, que ejerció de anfitrión de la cumbre, dijo en una rueda de prensa al término de la cumbre que se ha registrado «una diferencia que no es secundaria sobre uno de los temas más importantes» de la agenda del foro.
No la hemos descubierto en Taormina y espero que conseguiremos salvar las diferencias en las próximas semanas», dijo Gentiloni.
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El mandatario italiano advirtió de que, en cualquier caso, los otros miembros del G7 «no cambiarán un milímetro» su posición respecto al cambio climático.
Al término de la reunión de las siete naciones más industrializadas del mundo, y antes de subir al avión presidencial Air Force One para regresar a Estados Unidos, Trump se dirigirá a las tropas estadunidenses apostadas en una base en Italia.
Lo que no figura en su agenda es una conferencia de prensa.
De cumplirse, Trump rompería con la tradición de sus predecesores de celebrar al menos una comparecencia con preguntas durante su estancia en el extranjero. Nerviosos por la tendencia del presidente a empeorar la situación en su contra con declaraciones improvisadas, el personal de la Casa Blanca lo ha mantenido alejado de los periodistas durante la mayor parte del viaje.
Con la segunda jornada de la cumbre del G7 en Sicilia, Trump cierra un viaje de nueve días que lo llevó además a Arabia Saudita, Israel, el Vaticano y Bruselas.
La gira transcurrió sin sobresaltos, y el gobierno alabó los esfuerzos del presidente para forjar una nueva coalición para luchar contra el terrorismo mientras recrimina a sus socios en la OTAN que no aporten una cuota justa para sufragar su defensa.
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LE ESPERA UN DESASTRE EN CASA
Tras la pompa de un viaje presidencial al extranjero, a su regreso a suelo estadunidense el republicano se topará con los mismos problemas que asediaban su joven gobierno antes de partir.
Mientras el recién nombrado fiscal especial inicia su investigación sobre los posibles vínculos entre la campaña de Trump y funcionarios rusos, Jared Kushner, yerno del presidente además de uno de sus asesores más cercanos, ha pasado a ocupar el centro de la pesquisa, según The Washington Post. Su abogado dijo que cooperará con los investigadores.
Se espera que James Comey, el exdirector del FBI que dirigió la investigación sobre Rusia hasta que Trump lo despidió por sorpresa, testifique ante el Congreso sobre los informes de sus conversaciones con el presidente acerca del proceso.
Además, la búsqueda de un nuevo director para el FBI continúa.
Y la agenda política de Trump afronta problemas.
El proyecto de ley republicano para la reforma sanitaria aprobado en la Cámara de Representantes tiene un futuro incierto por delate en el Senado tras un análisis de la Oficina de Presupuesto del Congreso que apunta que dejaría a 23 millones más de estadunidenses sin seguro en 2026.
El presupuesto del presidente fue ampliamente criticado por los profundos recortes en programas sociales. Y algunos están empezando a cuestionar las posibilidades de una reforma sanitaria.
FUENTE: EXCELSIOR