El juego brilló por la intensidad de ambos equipos que a pecho descubierto se dedicaron a atacar en exceso y a caer en pifias defensivas.
El partido de debut de Tuca Ferretti como interino se saldó con un empate a tres goles ante Trinidad y Tobago que agradecieron los 22 mil aficionados en el estadio Río Tinto de Salt Lake City por la diversidad de jugadas y goles que presenciaron, en particular el último de Héctor Herrera, una imagen para colgar en un museo, cuando puso el esférico en la horquilla luego de recibir el pase raso desde la esquina. Los dos últimos juegos ante Trinidad y Tobago han sido frenéticos y hasta se pudiera decir que emocionantes y no mal jugados. Hace un mes en Copa Oro, cuando al equipo lo dirigía Miguel Herrera, culminó en un 4-4 de locura. No menos exacerbado fue el de ayer.
También te puede interesar: ¡Fueraaaa! Ochoa y Dos Santos excluidos de la lista de convocados del Tuca
Apurado México, tuvo que remar contra corriente al verse abajo en el marcador por dos goles. Era el inicio del juego y las desconcentraciones defensivas pasaron factura.
Oswaldo Alanís, el que menor tiempo de juego carga en sus piernas, tuvo una noche para olvidar, lo mismo Henry Martín en su primera oportunidad en el Tricolor. Alanís falló en los primeros dos goles trinitarios. Jonathan Glenn y Kerrong Cummings aprovecharon los descuidos y se apuntaron en el marcador.
Viene tocando fanfarrias de competitividad Trinidad y Tobago con el técnico Stephen Hart. Los caribeños no juegan mal, difícilmente se desordenan y muestran la picardía típica del futbolista de tierra alegre aunque sus definiciones a veces rayen en lo hilarante. Pero al menos, en esta época, no son un rival fácil ni el partido fue ‘molero’ como los calificaba desde fuera Ricardo Ferretti.
El técnico mexicano modificó pero le dio libertad a Carlos Esquivel, el mejor jugador mexicano que puso el primer tanto del Tricolor y una exquisita asistencia de talón para Raúl Jiménez, que entró en el segundo tiempo por Martín.
México brillaba por los espacios abiertos pero sufría cuando la velocidad de los trinitarios les tomaba desprevenidos. El partido entró en el remolino del ida y vuelta, ningún equipo cortó el ritmo y la afición se puso en estado de ebullición.
El tercer gol de Trinidad vino a balón parado. El paredón mexicano se abrió por medio de Raúl JIménez y por ahí se coló el balón al arco en el tiro de Jones. Era un partido de fallas y goles.
Con el Tricolor encimado y el juego en el aire, el fruto de la técnica individual de Héctor Herrera se notó con el golazo que consiguió a una distancia de 29 metros. Tan bello fue que Ricardo Ferretti se quedó con una sonrisa de par en par.
(FUENTE: EXCELSIOR)