Redacción Macronews.- Cada mes de diciembre, la melodía de “La Guadalupana” se convierte en la banda sonora de las peregrinaciones y celebraciones dedicadas a la Virgen de Guadalupe. Aunque la canción está tan arraigada en la cultura popular que parece eterna, detrás de este himno nacional se encuentran dos figuras fundamentales de la música mexicana y del Cine de Oro: Manuel Esperón y Ernesto Cortázar Hernández.

La colaboración entre ambos talentos dio origen a una composición que, gracias a su sencillez melódica y su profunda lírica religiosa, ha trascendido fronteras, siendo interpretada en escenarios tan distantes como el Vaticano y la Catedral de Notre Dame en París.
Manuel Esperón, pianista y compositor, es una figura clave e irremplazable del cine nacional, con una participación musical en 489 películas. Es el autor de temas que son parte del imaginario colectivo como Amorcito corazón y No volveré, y su obra está indirectamente ligada al ídolo Pedro Infante, a quien acompañó en múltiples producciones.
El otro artífice de la melodía fue Ernesto Cortázar Hernández, compositor tamaulipeco y cofundador de la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM). Cortázar, fallecido en 1953, consolidó su legado con piezas del cancionero popular como Noche de Ronda y Juan Charrasqueado.
De la unión de Esperón y Cortázar nació La Guadalupana, una obra que supo capturar la esencia de la devoción nacional, logrando ser un canto que se aprende en familia, se entona en procesiones y se reconoce en cada rincón de México.
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