En las últimas semanas de la campaña presidencial, el hombre más rico del mundo se ha implicado en las elecciones de EE. UU. de una manera sin precedentes en la historia moderna.
Elon Musk, al que se vio el fin de semana saltando de alegría junto al expresidente Donald Trump en un mitin en Butler, Pensilvania, habla ahora con el candidato republicano varias veces a la semana.
De hecho, ha trasladado su base de operaciones a Pensilvania, el lugar que recientemente ha dicho a sus confidentes que cree que es la pieza clave de la reelección de Trump.
Ha promovido sin descanso la candidatura de Trump entre sus 201 millones de seguidores en X, la plataforma social antes conocida como Twitter que compró por 44.000 millones de dólares y que ha usado para difundir teorías conspirativas sobre el Partido Demócrata y para insultar a su candidata, la vicepresidenta Kamala Harris.
Sobre todo, está dirigiendo personalmente las acciones de un súper PAC (sigla en inglés de comité de acción política) que ha financiado con decenas de millones de dólares para que vuelque el voto a favor de Trump, no solo en Pensilvania, sino en todo el país. Incluso ha propuesto hacer una gira de campaña en autobús por Pensilvania y llamar a las puertas él mismo, en parte para ver cómo se utiliza su dinero.
En conjunto, ha surgido una imagen clara del plan de batalla de Musk, que dirige sus esfuerzos para elegir a Trump con la misma energía frenética y exigentes demandas que ha perfeccionado en sus empresas SpaceX, Tesla y X.
Ya en febrero, Musk hablaba apocalípticamente, en privado, de lo que consideraba la necesidad crucial de derrotar al presidente Joe Biden. Pero incluso cuando se reunía con asesores en Austin, Texas, en abril para planear su súper PAC, Musk parecía considerar a Trump como el menor de dos males. En primavera dijo a sus amigos que ni siquiera estaba seguro de querer apoyar explícitamente a Trump.
Estos días, en conversaciones privadas, Musk se muestra obsesivo, casi maniático, sobre lo que está en juego en las elecciones y la necesidad de que gane Trump. Alaba la valentía de Trump bajo ataques —lo respaldó la noche del intento de asesinato en Butler— y habla de lo divertido que es. Una persona que habló recientemente con Musk recuerda que le dijo, sin ningún atisbo de ironía: “Me encanta Trump”.
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El frenético compromiso de Musk refleja su visión de este momento de la historia estadounidense. En X, ha advertido en términos funestos sobre los efectos de las políticas progresistas y la censura. Ha afirmado, sin fundamento, que los demócratas intentan llenar el país de inmigrantes indocumentados que les recompensarían con el poder permanente, advirtiendo de que las de 2024 podrían ser las últimas elecciones libres en Estados Unidos.
Puede que sea imposible captar el valor financiero de todo el apoyo que Musk está proporcionando a Trump. Esto se debe en parte a su papel en X, donde amplifica gran parte del mensaje del expresidente. En privado, Trump ha utilizado términos grandilocuentes —y no verificados— para describir lo que Musk está donando al súper PAC, diciendo recientemente a un asociado que la cifra asciende a 500 millones de dólares.
Pero amigos y colegas dicen que Musk está adoptando la misma estrategia que ha utilizado durante otras crisis que ha considerado existenciales. Al igual que Musk trabajó hasta altas horas de la noche cuando sus empresas se tambaleaban al borde de la catástrofe, retocando diseños de cohetes en SpaceX, durmiendo en un sofá en la fábrica de Tesla o haciendo recortes de personal en Twitter, Musk ha considerado que este es un momento en el que hay que poner todas las manos a la obra.
Y así, al igual que reclutó a amigos, familiares y lugartenientes de confianza para Twitter después de comprar la empresa, Musk ha hecho lo mismo en America PAC, que fundó para ayudar a Trump. Recientemente, Musk incorporó al grupo a Steve Davis, un antiguo ingeniero de SpaceX y director de su empresa de construcción de túneles, y Davis retomó el papel de ayudante que desempeñó tras la adquisición de Twitter por parte de Musk.
Encerrado en una sala de guerra en Pittsburgh con un equipo de abogados, profesionales de las relaciones públicas, expertos en prospección y amigos de toda la vida, Musk está tratando de aplicar las estrategias y lecciones empresariales de sus negocios a una misión política agotadora a pocas semanas del día de las elecciones. Este artículo se basa en entrevistas con 17 personas familiarizadas con el pensamiento y las operaciones de Musk a medida que se acerca el día de las elecciones.
“No estoy seguro de que haya un precedente en la historia moderna de cómo Musk se ha insertado en la carrera presidencial”, dijo Benjamin Soskis, historiador de los ultrarricos.
La relación entre Trump y Musk ha evolucionado con el tiempo.
Musk, quien una vez calificó en privado a Trump de “total perdedor”, posee en abundancia las cosas que Trump más valora: riqueza, fama y una plataforma masiva.
Musk inicialmente apoyó al gobernador Ron DeSantis de Florida para presidente y sugirió que Trump debería “tener un final feliz”. Trump replicó que Musk suplicaba de rodillas subvenciones del gobierno. Aun así, Trump ha seguido fascinado por Musk.
America PAC rechazó comentar, y el equipo de Trump declinó hacer comentarios para esta historia. Musk no devolvió una solicitud de comentarios.
Fuente: https://www.nytimes.com/es/2024/10/11/espanol/estados-unidos/musk-trump.html