Conocido coloquialmente entre la comunidad como el «Infonavit de Bonfil», este cementerio es único en la Península de Yucatán, ya que en los estados vecinos no hay nada similar.
LEER: JANAL PIXÁN, CONOCE MÁS SOBRE LA CELEBRACIÓN MAYA DEL DÍA DE MUERTOS EN YUCATÁN
Sin embargo, en la zona sur de Quintana Roo, específicamente en el ejido Sergio Butrón Casas, cerca de Chetumal, también se pueden encontrar este tipo de tumbas buchonas, aunque en comparación con las del ejido Alfredo V. Bonfil, son pocas.
En este sitio hay alrededor de 120 tumbas, cuyos terrenos son de 5 x 10, 5 x 20 y 10 x 10 metros, y el costo por el espacio puede alcanzar hasta 150 mil pesos, incrementándose hasta los 350 o 400 mil con la construcción.
Josué Armando González Vázquez, delegado del ejido Alfredo V. Bonfil, comentó que este cementerio está conformado por diferentes familias que vienen del norte, como Durango, Coahuila, Sinaloa, Sonora y Tamaulipas, donde los cementerios son muy grandes y las personas son ostentosas respecto a los espacios destinados a sus difuntos.
«Se cree que quieren que sus seres queridos vivan la vida que tenían antes, y por eso se construyen estas casas donde se encuentran los ataúdes. Venimos de una cultura del norte del país,» expresó.
El delegado de Bonfil añadió que la creencia es que al tener el cementerio abierto, las almas están libres; al cerrarlo, también se sentirían atrapadas.
«Nosotros tenemos la creencia de que está abierto porque la gente quiere llegar a las 3 o 4 de la mañana a ver a sus difuntos y pueden pasar libremente. No hay nadie que se los impida, no hay cadenas, ni bardas; simplemente entran,» comentó.
Este cementerio llama la atención de propios y extraños por la dimensión de sus tumbas, que son prácticamente casas. Pese a los rumores y leyendas urbanas que circulan sobre estas tumbas buchonas, de que son propiedad de familiares de personas ligadas a actividades ilícitas, el delegado de Bonfil aclaró:
«De hecho, esas son las mínimas que hay. Lo que sí hay en abundancia es que son ejidatarios y cuentan con los recursos para hacer una casa así. Tienden a decir eso por cómo era Bonfil antes, que había delincuencia, pero ahora no es nada comparado con lo que era. Las personas que van a ver a sus difuntos en Bonfil hacen un recorrido, les ponen comida, se escucha música de banda o norteña, y están ahí. La comodidad de las personas al ir es porque está abierto y pueden seguir viendo a su familia allá adentro,» expresó.
Es por eso que en estos lugares es normal encontrar tumbas con asadores, aire acondicionado, televisión, baños y muebles, buscando la comodidad para quienes visitan a sus seres queridos.
«Inicié un evento llamado la ‘Feria del Hueso’, que se llevará a cabo el 1 y 2 de noviembre. Hacemos esta feria en la calle de enfrente; el evento se realiza allí y puedes ver las casas, por así decirlo. Estás en el evento de la Feria del Hueso y tienes el cementerio al lado,» resaltó.
Sin duda, el Infonavit del ejido Alfredo V. Bonfil atrae la atención de propios y extraños. Y aunque cualquiera podría vivir con comodidades en este sitio, nadie desearía permanecer aquí para siempre.