CANCÚN, Q. Roo, 29 de marzo.- La brutalidad y corrupción de las fuerzas federales en Cancún han alcanzado un nivel alarmante.
En operativos sin órdenes judiciales, los oficiales de la Guardia Nacional, la Marina y el Ejército Mexicano han convertido la seguridad pública en un pretexto para el saqueo y el abuso de poder.
La última víctima de esta impunidad es una familia vulnerable del fraccionamiento Villas Otoch Paraíso, en la región 259, que denunció haber sido violentamente allanada y despojada de sus pertenencias de alto valor.
La denuncia señala que un grupo de oficiales federales irrumpió en su domicilio sin mostrar documento oficial alguno, bajo la falsa premisa de un cateo.
Lo que siguió fue un acto de barbarie: destruyeron puertas, revolvieron habitaciones y se apoderaron de objetos valiosos como joyas de oro y plata, dinero en efectivo y otras pertenencias personales.
Sin justificación ni explicaciones, dejaron el hogar destrozado y a sus habitantes sumidos en el miedo y la impotencia.
Fue calificado en redes sociales como un Infierno lo que vivieron las niñas que quedaron traumatizadas y su familia destrozada o devastada por la importancia de no hacer nada.
El operativo, que ocurrió el 26 de marzo, dejó una marca imborrable en dos niñas pequeñas que presenciaron la invasión.
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Entre gritos, amenazas y el estruendo de la irrupción, las menores fueron testigos de la brutalidad con la que los agentes irrumpieron en su hogar.
La madre, desconsolada, narró el pánico que sus hijas vivieron, una pesadilla que difícilmente podrán olvidar.
Tras saquear la vivienda y revisar cada rincón, los agentes simplemente se retiraron sin rendir cuentas.
No hubo disculpas, no hubo explicaciones, solo el silencio de la impunidad. La familia ahora se enfrenta a la incertidumbre y el miedo de que esto pueda repetirse en cualquier momento.
CANCÚN, REHÉN DE LA IMPUNIDAD FEDERAL
Este no es un caso aislado. Vecinos de Villas Otoch Paraíso han denunciado que estos operativos sin orden judicial se han vuelto una práctica recurrente.
Familias inocentes son sometidas al terror de fuerzas federales que, en lugar de proteger, han convertido la seguridad en un negocio de abuso y saqueo.
A nivel local, estatal y federal, las autoridades han guardado silencio. El gobierno de Cancún y de Quintana Roo deben responder: ¿quién protege a la ciudadanía cuando quienes deberían hacerlo se convierten en sus verdugos?
Mientras tanto, la indignación crece y los residentes exigen justicia.
Los ciudadanos de Cancún no pueden seguir viviendo bajo la amenaza de aquellos que, con un uniforme y un arma, han olvidado que su deber es proteger, no saquear.
FUENTE: DIARIO 22