Desde las primeras horas del día de ayer domingo, cientos de antorchistas y devotos a la Virgen de Guadalupe llegaron a su casa para celebrar con ella un aniversario más de su aparición a Juan Diego en tierra azteca.
Con tambora, mariachi, marimba o el coro de la iglesia eran acompañados miles de feligreses a entonar las tradicionales mañanitas a la Santa patrona de México, “morenita del Tepeyac” como muchos le dicen.
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Entre los presentes se veía el júbilo, el amor y la devoción, le agradecían a pie o hincados, lo hicieron en oración inclinando la cabeza a su llegada. La gente podía sentirse, había mucho amor contagiado.
Para el párroco Rafael Ruiz Padilla, encargado de la parroquia Nuestra Señora de Guadalupe, ubicada en la Supermanzana 63, la devoción de la gente le ha hecho sacar lágrimas del corazón, pues sigue viva y con mayor fuerza la fe y el amor por “Lupita”.
Comentó que han llegado antorchistas de Chiapas, Campeche, Yucatán, Veracruz y de los municipios de Quintana Roo, también trabajadores de la zona hotelera y antorchistas de las colonias cercanas a la parroquia.
En el atrio de la iglesia, además de los festejos, la música, el fervor también se combinó con la verbena popular, algunos puestos de comida ofrecieron suculentos antojitos para quienes desde muy de mañana llegaron a saludar a la Virgen de Guadalupe.
Los vendedores de flores no perdieron la oportunidad para vender sus arreglos florares, “pásele pásele, de a ocho y 60 los arreglitos y los ramitos de rosas a 50 pesitos nada más para nuestra Santa Madre”, decía un comerciante, mientras colocaba sus rosas rojas en las manos de los fieles que no querían llegar a la casa sin un presente.
Las calles alrededor de la catedral fueron cerradas para darle paso a los antorchistas que llegaron durante todo el día, los recibía el calor y los comerciantes que no desaprovecharon la oportunidad de ofrecer sus productos: alimentos, artículos religiosos, collares con la figurita de Distroller (virgen de Guadalupe), rosarios de alpaca, la virgen de Guadalupe de cerámica y todo este colorido estaba en precios variados desde 30 pesos hasta 800 pesos.
De acuerdo con esta tradición de la Iglesia, el martes 12 de diciembre de 1531, la Virgen de Guadalupe apareció por cuarta ocasión al indígena Juan Diego para pedirle que subiera al cerro del Tepeyac a colectar rosas y las llevara al obispo como prueba de sus milagros…
Ruiz Padilla comentó que no se trata de encontrarle explicación a lo que ni la ciencia se ha podido explicar, pues uno de los más grandes misterios es por qué al pasar de los siglos ha aguantado casi 500 años, “son milagros”, dijo.
A partir de hoy, desde las 7 de la mañana, se oficiarán las misas cada hora y media en la Parroquia Nuestra Señora de Guadalupe.
FUENTE: SIPSE