Los vecinos se quejan por la descomposición de materia orgánica.
A la altura del kilómetro 300 de la carretera Cancún-Leona Vicario, donde se ubican alrededor de 30 ranchos, hay un terreno inundado de bolsas de residuos sólidos, con proliferación de cientos de gusanos y moscas, una pequeña laguna de cuatro metros llena de lixiviados en contacto directo con el suelo, todo por la descomposición de materia orgánica que deja la recolectora de basura Eco-V S.A. de C.V.
“Hace seis meses los multamos, tuvieron que regularizarse y les exigimos que mejoraran su infraestructura”, dijo Felipe Villanueva Silva, director de Ecología municipal.
De acuerdo con vecinos, el lugar fue clausurado dos veces, una el 27 de junio de 2014, y otra, en abril de 2015, pero en ambos casos no pasaron más de 24 horas que volvieron a operar.
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Apenas a unos 500 metros, al pasar la avenida José López Portillo e incorporarse hacia la carretera Cancún-Leona Vicario, a mano izquierda se encuentra ese sitio.
Vecinos contaron que antes era un predio propiedad de un alemán que tiene negocios en la zona hotelera, estaba lleno de árboles frutales y cedros, pero todo fue talado para la colocación del tiradero.
Es una hectárea de terreno que no cuenta con ningún tipo de identificación, con la apariencia de un rancho más de la zona, a un costado hay un camino de terracería con una lona donde dice “venta de tilapia”.
En el terreno hay 12 naves para la crianza de cerdos y también hay pollos que andan por todos lados; a un costado de las naves hay tuberías que por medio de una bomba extraen los excrementos del ganado porcino y las canaletas se encargan de depositarlas en la parte trasera del tiradero.
En el terreno al aire libre, en la parte trasera, unos 15 empleados con botas, cubre bocas, carretillas y rastrillos, son los encargados de recibir los desperdicios y removerlos con la finalidad de aplanarlos en el lugar.
Vecinos contaron que la entrada y salida de camiones con residuos sólidos son constantes y maniobran más en la noche y la madrugada.
El mal olor es notable a un kilómetro y medio, cuando sopla el viento se fija más el hedor, sobre todo de las 14 horas a las 16 horas, indicaron testigos.
Comentan que cuando llegan al tope de basura acumulada y no la pueden apilar, contratan una excavadora para abrir huecos y enterrarla, por lo que los vecinos temen que estas materias orgánicas e inorgánicas causen contaminación en el manto freático.
“Antes vivir aquí era muy agradable, ahora ya no, mis nietos han venido de Cancún para disfrutar de las vacaciones y con el mal olor no han podido ni salir de la casa, tenemos que estar encerrados porque entre el hedor y las moscas no se puede”, dijo uno de los afectados.
Por lo regular, la Dirección de Ecología municipal realiza visitas dos veces al año a las recolectoras en coordinación con la Secretaría de Ecología y Medio Ambiente, y a las que no cumplan con los informes, no se les renueva el contrato.
Si existen quejas van a verificar porque tienen que regularizarse, las multas dependen del tipo de residuo, el daño que ocasionan y las particularidades económicas que la dirección jurídica toma en cuenta.
Fuente: Sipse