Vecinos de la Reserva Ecológica Ombligo Verde, en la ciudad de Cancún, dirigieron una carta al Papa León XIV y a la Comisión Antiabusos de la Iglesia Católica, para solicitar su intervención ante las “irregularidades y posible abuso de autoridad por parte de la Prelatura Cancún-Chetumal”, en Quintana Roo, derivado de las obras de remodelación y ampliación de la Catedral, en terrenos colindantes con esa zona de preservación.
“Su Eminencia: Con profundo respeto y confianza en la misión pastoral del Santo Padre y de los órganos de supervisión eclesial del Vaticano, me permito dirigirle la presente para informar sobre actos preocupantes y contrarios al bien común, atribuibles a la Prelatura Cancún-Chetumal, encabezada por Monseñor, Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.
“Nos dirigimos a usted como ciudadanos y creyentes que, si bien respetamos la libertad religiosa, vemos con gran preocupación cómo se ha utilizado el nombre de la Iglesia para justificar acciones que afectan el medio ambiente, la legalidad civil y los derechos de la comunidad en Cancún”, se lee en el documento, enviado el pasado 21 de julio y ya con acuse de recibido.
La historia de la Catedral de Cancún explicada al Papa
Como parte de los hechos, el grupo de vecinos que recibe el acompañamiento de la activista, Katerine Ender, relatan en la carta enviada que hace 25 años la Catedral de la ciudad se construyó en el polígono verde.
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Para que ello sucediera, en el año 2000 se despojó al Ombligo Verde –conformado por la Supermanzana 33 y 34– de una porción, con autorización del gobierno municipal, encabezado entonces por la presidenta, Magaly Achah.

En 2012, ya siendo el edil, Julián Ricalde, se decretaron como Reserva Ecológica los lotes circundantes que formaban parte del polígono entero, que quedó fraccionado con la edificación del templo.
A finales del 2024 el obispo, Pedro Pablo Elizondo anunció públicamente que la Catedral sería ampliada, para replicar el modelo del Santuario “María Desatadora de Nudos” y, posteriormente, detalló que el proyecto pretendía la instalación de una cruz monumental de 25 metros de altura y del probable uso de uno de tres cenotes ubicados dentro de la propiedad, como pila bautismal.
Recuento de las obras y denuncia de daño ambiental
En abril de este año la ahora Diócesis inició los trabajos de remodelación y ampliación como parte de la primera etapa del proyecto que, según el gobierno municipal de Cancún, se limitan al templo, sin tocar la Reserva.
Desde entonces los vecinos han documentado la tala de árboles, desmonte de vegetación, introducción de maquinaria pesada, excavaciones profundas, movilización de material pétreo y probables afectaciones con impacto ambiental en el sitio, con implicaciones en la Reserva –aunque las obras se desarrollan fuera de ésta– lo cual ha sido denunciado ante autoridades locales y federales.
Sobre el historial que ha sellado el desarrollo y operación de la Catedral, el grupo vecinal dio parte al Vaticano en su carta.
“Esta construcción se ha llevado a cabo sin permisos ambientales federales ni manifestación de impacto ambiental; sin licencias de construcción válidas durante años; presuntamente afectando la reserva colindante denominada como el segundo pulmón más importante de Cancún: El Ombligo Verde, patrimonio ecológico y espiritual de la región e ignorando sistemáticamente las quejas documentadas de los vecinos y defensores del medio ambiente.
“Todo ello ha sido justificado o encubierto bajo el argumento de que se trata de una obra religiosa, sin mostrar apertura, humildad ni disposición al diálogo con la ciudadanía ni a someterse a la ley civil mexicana”, se informa al Papa León XIV.

Piden que la iglesia católica investigue esta obra
En consecuencia, el grupo vecinal solicitó al jerarca religioso que, como parte de los órganos de supervisión de los obispos en el mundo, se investigue si esta obra ha sido moral y pastoralmente legítima, considerando su impacto social, ambiental y legal.
También, si la Prelatura ha actuado conforme al testimonio evangélico de respeto, legalidad, diálogo y humildad. Si se justifica mantener esta construcción en nombre de la Iglesia, cuando claramente afecta un bien común natural y desoye la voz ciudadana.
“Solicitamos, si es posible, una visita apostólica, investigación pastoral o exhortación fraterna para revisar este caso, que escandaliza a creyentes y no creyentes por igual. Confiamos en que la Santa Sede, siempre atenta a la justicia y al cuidado de la casa común como ha enseñado el Papa y atenderá esta petición”, se señala.