Falsa campaña de rescate del crustáceo en Cancún; kilométrica zanja hecha por Fonatur les impide cruzar al mar.
Justo en la temporada cuando miles de cangrejos azules buscan cruzar el bulevar Kukulkán para llegar al mar, a Fonatur se le ocurrió la brillante idea de cavar una zanja de kilómetro y medio con una profundidad de 60 cm por 80 cm de ancho, para cambiar la tubería de esta vialidad, con lo que estos animalitos no podrán salvar este nuevo obstáculo, como si fuera poco la muralla infranqueable que tienen enfrente del otro lado de la arteria, justo donde se erige el desarrollo Puerto Cancún.
El Programa de Protección al Cangrejo Azul que tanto pregonan las autoridades municipales encabezadas por la Dirección de Ecología como un éxito, solo es una burla, pues al arrancar este domingo apenas han podido cruzar menos de 300 hembras al mar, con el apoyo de la ciudadanía, en cuatro puntos: Playa Las Perlas, El Niño, Punta Nizuc II y en el Malecón Tajamar.
Cada año durante los meses de septiembre y octubre, estos pequeños crustáceos aprovechando la luna llena, emprenden este peligroso camino de la laguna Nichupté desde donde emergen de sus guaridas para intentar llegar al mar y poner sus huevecillos. Este año no tendrán esta oportunidad guiados por su instinto, ya que Fonatur se lo impedirá con esa sensibilidad medioambiental que le caracteriza.
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Triste es el panorama para esta especie y principalmente porque una obra como un cambio en la tubería de políetileno de alta densidad podría realizar en cualquier época del año. Arena y grava incluso quebraron el pavimento y algunas palmeras, sin que exista alguna autoridad ambiental que prohíba este tipo de acciones. Fonatur es un organismo “todopoderoso” y la Zona Hotelera es su feudo donde hace y vende lo que quiere.
En un recorrido por el área de mil 500 metros, se avistaron varios cangrejitos semi-escondidos en sus refugios. Esperando pacientemente la llegada de la luna para iniciar su travesía, sin saber que en esta ocasión, un montón de arena y una zanja les negarán el acceso siquiera a la avenida.
Se pudo observar alguno sin dos extremidades y otros cerca de algún charco. En el atardecer ya no había trabajadores cavando esa zanja, pero sí el cordón amarillo avisando de esa obra. Seguramente Fonatur tampoco explicará el motivo del porqué en esta época quiso efectuar el cambio de tubería. Son los dueños de un inmenso terreno llamado Cancún.
Hace décadas, eran miles los crustáceos que cruzaban el boulevard. Se cuentan anécdotas como los automovilistas se detenían al paso de la mancha azul. Y era por los rumbos de Corales, avenida Bonampak, Donceles y Lombardo Toledano. Con el crecimiento de la mancha urbana en zonas que les pertenecían a estas especies, cada vez son menos los cangrejos que se encuentran.
Por ello, las diferentes administraciones municipales organizan anualmente una cruzada de apoyo basado en familias y estudiantes, quienes armados con su cubeta, guantes y una pala, los «cazan» y los dan a las autoridades de las diferentes direcciones de Ecología, quienes los sueltan al mar para que depositen sus huevos.
Cabe mencionar que también acuden biólogos a las escuelas públicas y privadas, para informar a los niños y adolescentes las razones de este paso de los crustáceos que se ha dado durante décadas. Los niños emocionados convencen a sus padres de acudir a ayudar a esta especie para que se siga procreando.
Son las seis de la tarde y siguen protegidos en la penumbra de sus refugios que ellos mismo construyen. El ruido de los autos les mantiene alertas y sólo ellos sabrán cuando será la hora y el día para intentarlo. Probablemente caerán en la zanja construida por Fonatur y difícilmente saldrán de ahí. No les queda de otra que esperar a los trabajadores y confiar en ser protegidos y devueltos a la maleza.
Fuente: Quequi