La sustracción ilegal de crías de tortuga marina en la isla ha encendido las alarmas entre ambientalistas y autoridades, quienes han iniciado una investigación para esclarecer los hechos.
Se presume que un número aún no determinado de crías fue extraído de su hábitat, lo que representa una grave amenaza para la conservación de especies como la tortuga carey y la tortuga verde, ambas protegidas por normativas nacionales e internacionales.
Ante esta situación, las autoridades ambientales han reforzado la vigilancia en las zonas de anidación y han solicitado la colaboración ciudadana para reportar cualquier actividad sospechosa.
De acuerdo con la legislación mexicana, la caza, posesión o venta de tortugas marinas y sus productos constituye un delito que puede acarrear severas sanciones.
Organizaciones de conservación han pedido medidas más estrictas para evitar que estos casos se repitan, mientras la investigación sigue en curso con el objetivo de identificar a los responsables y fortalecer la protección de estas especies en peligro.