Ciudad de México.- Frente a la incertidumbre que generan las situaciones de emergencia sanitaria como el coronavirus, psicólogos dan recomendaciones para superar el malestar emocional, aportando consejos tanto para las personas que no tienen relación directa con el virus como para los que sí lo están.
Si no está afectado
Aquí la ansiedad puede manifestarse de varias formas: con nerviosismo, agitación, estado de alerta, no poder dejar de pensar en otra cosa, necesitar estar permanentemente viendo y oyendo informaciones sobre el coronavirus, dificultad para desarrollar labores cotidianas.
También se percibe en aquellas personas a las que les está costando conciliar el sueño y a las que les cuesta controlar su preocupación y pregunta persistentemente a sus familiares por su estado de salud, advirtiéndoles de los graves peligros que corren cada vez que salen del domicilio.
Los expertos recomiendan identificar pensamientos que puedan generarle malestar. Pensar constantemente en que la enfermedad puede hacer que aparezcan o se acentúen síntomas que incrementen su malestar emocional.
Reconocer nuestras emociones y aceptarlas. Si es necesario, comparta su situación con las personas más cercanas a usted para encontrar la ayuda y el apoyo que necesita.
Cuestiónese: busque pruebas de realidad y datos fiables. Conozca los hechos y los datos fiables que ofrecen los medios oficiales y científicos, y evite información que no provenga de estas fuentes, evitando información e imágenes alarmistas.
Informe a sus seres queridos de manera realista. En el caso de menores o personas especialmente vulnerables como ancianos, no les mienta y proporcióneles explicaciones veraces y adaptadas a su nivel de comprensión.
Evite la sobreinformación. Estar permanentemente conectado no le hará estar mejor informado y podría aumentar su sensación de riesgo y nerviosismo innecesariamente.
Contraste la información que comparte. Si usa redes sociales para informarse, procure hacerlo con fuentes oficiales.
Cómo autocuidarse en estos casos: se recomienda mantener «una actitud optimista y objetiva». Evitar hablar permanentemente del tema, apoyarse en familia y amigos y ayudar a familiares y amigos a mantener la calma y un pensamiento «adaptativo a cada situación», además de procurar llevar una vida normal en la que no se alimente el miedo de los demás.
Si pertenece a la población de riesgo
Seguir las recomendaciones y medidas de prevención que determinen las autoridades sanitarias. Confíe en ellos porque saben lo que tienen que hacer. Ellos tienen los conocimientos y los medios.
Informarse de forma realista.
No trivializar su riesgo para intentar evadir la sensación de miedo o aprehensión a la enfermedad.
Tampoco magnificarlo. Ser precavido y prudente sin alarmarse.
Si le recomiendan medidas de aislamiento, tenga presente que es un escenario que puede llevar a sentir estrés, ansiedad, soledad, frustración, aburrimiento y/o enfado, junto con sentimientos de miedo y desesperanza, cuyos efectos pueden durar o aparecer incluso posteriormente al confinamiento. Trate de mantenerse ocupado y conectado con sus seres queridos.
Genere una rutina diaria y aproveche para hacer aquellas cosas que le gustan, pero que habitualmente por falta de tiempo no puede realizar (leer libros, ver películas, etc.).
Si está padeciendo la enfermedad
Maneje sus pensamientos intrusivos. No se ponga en lo peor anticipadamente.
No se alarme innecesariamente. Sea realista. La inmensa mayoría de las personas se están curando.
Cuando sienta miedo, apóyese en la experiencia que tiene en situaciones similares. Puede que ahora no lo asocie por tener percepción de mayor gravedad. Piense cuántas enfermedades ha superado en su vida con éxito.
Reconozca sus miedos
«El miedo no es una emoción ‘mala’ de por sí«, aclara el psicólogo español Rafael García. «Lo que es ‘malo’ es que aparezca cuando no es adaptativo (en una situación donde no corremos riesgo); que no aparezca cuando sería adaptativo que lo hiciese (en una situación de riesgo) o que aparezca con una intensidad tal que nos bloquea», advierte antes de analizar la sensación de malestar emocional generalizado por la alarma de salud.
Nuestras experiencias y traumas pasados, además, pueden influir de forma problemática en este periodo extraordinario.
«El hecho de haber vivido situaciones traumáticas (en el caso que nos concierne hablaríamos de enfermedades propias o ajenas o muertes de seres queridos) puede alterar la relación que tengamos con nuestro mundo emocional y, desde ahí, vivir el miedo en este caso desde un lugar inapropiado», adelanta.
Para García, lo importante es poner contexto al miedo al que nos enfrentamos en este momento.
«Para manejar la ansiedad frente a la alarma sanitaria creo que sería importante que cada uno escuchase el mensaje de su miedo. ¿Ese miedo sería a contagiarse y morir, a contagiar y matar, a que se contagien nuestros seres queridos, a una pérdida económica, al aislamiento, a estar desabastecido, a sentir el rechazo, a no poder asumir responsabilidades de cuidado? Sería importante conocer a ese miedo: si es un miedo antiguo; si es nuevo o si lo ha aprendido de alguien».
FUENTE: Sipse