Domingo Damián tiene 5 años apoyando a las personas con problemas de movilidad en el Aeropuerto Internacional de Cancún (AIC). Estudia turismo, nació en Mérida, Yucatán, pero prácticamente toda su vida la ha pasado en Cancún, y su gran satisfacción es poder servir a los pasajeros, especialmente cuando están a punto de perder su vuelo, ya que los traslada en silla de ruedas hasta la sala de abordaje.
Le gusta mucho su trabajo, porque además del trato diario con personas diferentes, le ha permitido practicar idiomas. Sin dudarlo, aseguró que le gustaría seguir trabajando en el aeródromo por muchos años, aunque en diferentes áreas, pues su idea es seguir creciendo como persona y empleado.
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Además de todo lo que ha aprendido en la Terminal 2, su estancia le ha permitido practicar y mejorar su inglés. Ya comenzó a estudiar francés y no descarta aprender más idiomas.
“Eso me ha ayudado a dialogar más con los turistas; es muy satisfactorio y, evidentemente, es afín a mi carrera. He comparado la hotelería con el aeropuerto y me quedaría aquí sin dudarlo. Creo que hay más estrés en los hoteles. Aquí, lo que me hace sentir bien es cuando ayudo a los pasajeros a salvar su vuelo, y con la silla los llevo hasta la sala. Creo que es muy gratificante. Sobre todo, al final, cuando el pasajero te lo agradece, porque sin las sillas no llegarían al vuelo”.
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Así como Domingo, hay unas 40 personas, en su mayoría jóvenes, que trabajan en esa terminal, 20 por cada turno. Generalmente, apoyan a adultos mayores, personas con problemas de peso que no pueden caminar largas distancias, mujeres embarazadas, niños con alguna discapacidad y, de vez en cuando, hasta a personas a las que se les pasaron las copas y les cuesta desplazarse, siempre y cuando sean clientes de la aerolínea para la que ellos trabajan.
Reconoció que se ve trabajando varios años más en el AIC, pero en otra área. Considera que su ciclo apoyando a pasajeros con las sillas de ruedas, primero en la Terminal 3 y ahora en la 2, ya está terminando, y a pesar de las grandes satisfacciones que ha tenido, cree que es momento de “volar” y asumir otras responsabilidades, ya sea en alguna aerolínea o directamente con Aeropuertos del Sureste (ASUR).
Domingo le dedica 8 horas a su labor en el aeródromo y, al salir, se va directamente a la universidad, por lo que su vida social se limita a estas dos actividades.