Por primera vez en la historia de la ciudad se incluye a los cenotes en el Atlas de Riesgo.
En cualquier otra parte de México se sabe que existen ríos porque se pueden ver, sus cuerpos pasan por ciudades e incluso delimitan territorios. Pero en Cancún es diferente. Sus ríos están en la parte subterránea, por lo tanto, es muy probable que muchas construcciones estén cimentadas encima de estos cuerpos de agua, considerados ahora un nuevo peligro en el Atlas de Riesgo.
En 2023, cuando se elaboró el nuevo Atlas de Riesgo de Cancún, se incluyeron otros factores más allá de zonas propensas a inundaciones o a ser afectadas por huracanes. Ahora, se pensó en ampliar el catálogo de riesgos y se incluyó, por primera vez, a los ríos subterráneos.
Se sabía de la existencia de ellos porque en toda la ciudad hay cenotes urbanos. De hecho, hay viviendas particulares en cuyos patios aparecen cenotes y, a través de ellos, se puede observar la corriente del agua, como un río vivo al que la gente le ha ido quitando su espacio.
Y esto ha traído consecuencias. Cancún ya se ha enterado de hundimientos, como el registrado en una casa del fraccionamiento Paseos Kabah o el que ocurrió en una escuela del fraccionamiento Los Héroes.
Para incluir a los cenotes en el Atlas de Riesgo, las autoridades municipales tuvieron que recurrir a estudios de diversas instituciones. Al reunir esos datos se obtuvo un mejor panorama de lo que acontece en la ciudad.
Rubén Borau, coordinador de asesores de la Asociación de Profesionales en Protección Civil de la República Mexicana, fue el encargado de detallar los cenotes de la ciudad en el actual Atlas de Riesgo. En la versión digital, él colocó la capa que muestra en el mapa dónde está cada uno y cómo todos están interconectados.
El Ayuntamiento de Cancún sabía dónde había cenotes. Los tenía muy bien localizados. Sin embargo, esta información se amplió con datos de la Universidad del Caribe y los comités vecinales.
“Lo que hicimos fue puntualizar y visitar esos lugares y verificar los cenotes que están a flor de tierra, medir su profundidad, su estrato, el tamaño, la dimensión de cúpula”, explicó. “Localizamos el histórico de fracturas donde no ha habido fuga de agua, como la avenida donde iba a estar en la catedral, todo eso se marca, el camino de los ramales subterráneos, la cuenca hacia donde baja el agua, revisamos en los permisos de construcción y todo lo plasmamos en el mapa”.
Ahora, Cancún ya tiene claro dónde están las zonas de riesgo. En el mapa se aprecian con colores más rojos, lo que indica que hay riesgo de que los domos de las cavernas colapsen. Encima hay obras, hay construcciones, por lo que el Atlas de Riesgo servirá para comunicar a sus ocupantes.
“Antes no se hacían esos estudios. No hay medidas mitigantes, pero sí puedes hacer recomendaciones, un mapa de por dónde va corriendo el río, por ejemplo”, dijo.
Cenotes en casas y calles
El Atlas de Riesgo registra 48 cenotes dentro de la zona urbana de Cancún. Al distinguirlos en el mapa se ve que siguen una línea en armonía. El experto Rubén Borau explicó que están interconectados, lo que da una certeza de la dirección de las corrientes subterráneas.
Esta línea de cenotes inicia en la cercanía de la Multiplaza Kabah y recorre los fraccionamientos Los Héroes y Paseos Kabah. La dirección que tomaría el flujo del río es hacia la región 228, hasta desembocar en la laguna Manatí. En toda esta zona, correspondiente al noreste de la ciudad, están involucrados 15 cenotes.
Otro grupo de cenotes recorre toda la ciudad, desde la avenida Tules, pasando por la 221 y toda la avenida Chac Mool hasta cruzar la avenida Nichupté, tomar una curva en la avenida Cancún hasta el Parque Kabah y desembocar en la laguna Nichupté. Aquí están involucrados 13 cenotes verificados y mapeados.
Existe otro grupo de 10 cenotes que inicia en Tierra Maya, donde cenotes cercanos se conectan hacia Jardines del Sur, para dirigirse a Bonfil.
Otros 13 se ubican en distintos puntos de la ciudad, como en la región 213, sobre la avenida Puerto Juárez o en Villas del Mar Plus, así como en la entrada de la zona continental de Isla Mujeres, en Rancho Viejo. Dentro de la zona fundacional de Cancún se marcan otros cenotes cerca de la Catedral y el Ombligo Verde.
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¿CÓMO SABER DÓNDE HABRÁ UN CENOTE?
Los cenotes son fáciles de identificar. En realidad, son el resultado del colapso del techo de una caverna subterránea. Su riesgo radica en que hay zonas donde ese techo aún no ha colapsado, pero existen señales de que esté próximo a ocurrir.
“Para saber si en nuestra casa hay un cenote, se debe comenzar con alguna sospecha, si vemos en el patio hundimiento, si se ha rellenado ese espacio y aun así continúa el relieve, es casi seguro que allí haya una caverna que busca la superficie para convertirse en cenote”, dijo el experto Rubén Borau.
Algo que también indica que hay una caverna o que está por aparecer un cenote es el “piso hueco”, ya que en realidad está actuando como un puente o como un techo, y abajo es posible que ya no haya relleno.
También es probable que en las casas haya una caverna subterránea, pero no se aprecia porque las construcciones se realizan sobre cimientos. Ahora bien, en las calles sucede algo similar, sin embargo, a diferencia de las casas, no hay cimientos que las rodeen.
Por ejemplo, si existe un bache que constantemente se repara y surge en un mismo lugar es muy probable que ahí esté por surgir un cenote. Esto se ha detectado, por ejemplo, en la supermanzana 30, en las calles Sac Nicté con Chilam Balam, y en la avenida Págalo, en el fraccionamiento Galaxias del Sol.
“Una caverna subterránea se convierte en cenote cuando colapsa el domo, y yo acredité uno atrás de un fraccionamiento en la supermanzana 30, ya que se produce un bache en el mismo lugar. Cada año, llegan los trabajadores, se tapa y queda bien, pero al siguiente año se vuelve a formar. Así comienza un cenote, la caverna comienza a derrumbarse por la misma acidificación de la lluvia”, indicó.
SE USARÁN RADARES PARA PENETRAR LA TIERRA
El experto en Protección Civil, Rubén Borau, explicó que durante la elaboración del Atlas de Riesgo se utilizaron radares de penetración de tierra para saber exactamente por dónde pasan esos cuerpos de agua, cómo se encuentran los domos de las cavernas subterráneas y si existe algún riesgo latente para los ciudadanos.
“Se tienen que hacer estudio de estos lugares, con radares que tienen diferenciales y me dan las densidades del material y, si encuentran agua, me lo marca, indica qué hay a profundidades de 14 a 15 metros y, por ejemplo, si hay un domo de más de tres metros de grosor no me interesa porque no se va a fracturar, si tengo domos más delgados me los va marcar”, detalló.
Afirmó que en el gobierno de Ana Paty Peralta se avanzado mucho en la materia y, por ahora, gracias a la implementación de nuevas tecnologías, ya se conoce el posible camino o trayectoria de ríos subterráneos y dónde podrían surgir nuevos cenotes.
FUENTE: LA VERDAD NOTICIAS