CIUDAD DE MÉXICO.- Quintana Roo sufrió en 15 años, de 2003 a 2018, una pérdida bruta de 194 mil hectáreas de selvas —equivalente a 280 veces la superficie del Bosque de Chapultepec— advierte un informe difundido ayer.
La deforestación, indica, es resultado del cambio de uso de suelo promovido principalmente por el avance de la agroindustria y el desarrollo turístico.
Elaborado por el Consejo Civil Mexicano para la Silvicultura Sostenible (CCMSS), la Comisión Nacional Forestal (Conafor) y el Centro GEO, el informe denominado “Análisis de los Procesos de Deforestación en Quintana Roo” detalla que la conversión de terrenos de selvas a usos agrícolas —para cultivos agroindustriales como la caña de azúcar, la soya, el sorgo y el limón— ocurre principalmente en los municipios de Othón P. Blanco y Bacalar, al sur del estado.
En tanto, señala, el desarrollo turístico ha promovido de manera significativa el cambio de uso de suelo para dar paso a la construcción de hoteles, restaurantes y otros servicios del sector, y de infraestructura urbana, en Benito Juárez (Cancún) y Solidaridad (Playa del Carmen), y más recientemente en áreas cercanas a la costa y las lagunas en los municipios del sur.
El estado, explica, cuenta con una superficie aproximada de 4.4 millones de hectáreas, de las cuales 83 por ciento se encontraban cubiertas en 2018 por ecosistemas forestales con alta diversidad biológica tales como selvas medianas y altas, selvas bajas, sabanas y manglares.
Dichos ecosistemas, remarca, se encuentran amenazados por la expansión agroindustrial y turística.
“En contraste con el sistema de producción basado en la Milpa Maya, hoy día en Quintana Roo avanzan los sistemas de producción agroindustriales y los mecanizados que han dañado y destruido severamente los territorios cubiertos por selva”, alerta.
“El modelo productivo para el establecimiento de dichos cultivos está basado en el desmonte total de grandes extensiones de selva anulando toda posibilidad de restauración futura, el cual es utilizado mayormente en Quintana Roo por agricultores financiados por el ingenio azucarero, por menonitas, por diferentes empresas agroindustriales e incluso por diversos programas gubernamentales de fomento al desarrollo agropecuario”.
El avance de los cultivos agroindustriales, estima el informe, genera una pérdida anual de 5 mil 900 hectáreas de selvas.
Además, señala, se pierden anualmente alrededor de 4 mil 900 hectáreas de selvas para dar paso al crecimiento de la actividad ganadera.
En las áreas de crecimiento de la infraestructura turística, agrega, se pierden anualmente mil 880 hectáreas de vegetación forestal.
El número de cuartos de hotel aumentó de 38 mil 206 en el año 2000 a 102 mil 890 en 2018.
“La infraestructura turística que ha acompañado esta expansión se ha dado mayoritariamente sobre áreas que estuvieron recientemente cubiertas por selvas y manglares”, apunta.
FUENTE: MEGANEWS