No están siendo fáciles lo últimos días. Impactan en medios y redes unos temas más que otros. Huracanes a dos flancos, Decenas de muertos y secuestrados que se suman día con día en la crisis de violencia y miedo que no se contiene en Culiacán o, este jueves, como cada 26 de septiembre desde hace 10 años, la marcha de Ayotzinapa. Querrán pintar muros y mancharlo a él, que hace seis años era su mejor aliado. ¿Quién dijo que prometer no empobrece? Fue su única responsabilidad directa: prometer. La factura que le cobrarán hoy y siempre no es tanto por ello, sino porque le creyeron. Quizá eso lo piense mientras se hace el nudo de la antepenúltima corbata, la roja, o quizá no.
Conferencia. Habla de temas diversos; varios reiterados. Cuenta a detalle que buscó un acuerdo con Ricardo Salinas Pliego “incluso a costa del prestigio del presidente de la República”, revela, y que el empresario no aceptó, optando por los tribunales. Le preguntan si debe mantenerse el pago de publicidad oficial a medios de comunicación. “Nosotros ejercimos como, cuando mucho, un 10 por ciento de lo que se ejerció de publicidad en el gobierno anterior… yo soy partidario de que debe de haber publicidad… el gobierno tiene que informar… debe tomarse en cuenta el alcance que tienen los medios, nos guste o no nos guste”.
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Pero también de otros asuntos, que dicen cosas como para ‘leerlo’, en el marco de una despedida de él mismo, del que hasta hoy es. ¿Va a tener personal de seguridad en su quinta de Palenque? “No sé todavía, todavía no he resuelto eso.
La gente me va a cuidar… nada más les vuelvo a pedir a todos que ya no me busquen allá… si van, lo van a usar de pretexto mis adversarios disfrazados de periodistas para ir a espiarme”. Comparte algún plan de escape: “en una de esas, si no hay nadie, que yo me pueda ir me salgo a nadar al Nututun o a Misol-Ha, a las cascadas… me puedo ir a ‘macanear’”.
Pide ver una foto de joven, trabajando con las comunidades indígenas, donde trae los zapatos en la mano y va descalzo en el pantano… ¿saben que tenía yo dos pares de zapatos y mi primera esposa, Rocío, como llueve mucho y sobre todo en esta temporada, y se mojaban, me los ponía a secar atrás del refrigerador?”. Esa foto la mandó pedir para decir algo: “así empecé y así termino, y no cambié”.
Hace recuento de orígenes y motivos. “Nací en un pueblo y en los pueblos no hay diferencias de clases; mis padres eran comerciantes, pero nosotros convivíamos con hijos de pescadores, de jornaleros… y éramos muy felices”. Recuerda a un maestro. “Me ayudó mucho mi maestro, que todavía vive, el maestro Rodolfo Lara Laguna, venía de un movimiento social, fue dirigente del 68, estuvo en huelga de hambre, estuvo preso”. Y hace agradecimientos al pasado. “Y luego, llegar a la UNAM, a la Facultad de Ciencias Políticas, con muchas dificultades. Por eso agradezco mucho a quienes en otros tiempos ayudaban con becas, porque yo estudié gracias a una beca, nos daban comida, nos daban hospedaje en la Casa del Estudiante Tabasqueño… estaba en Violeta, en la colonia Guerrero”.
Cuenta que no pagaba ni el camión para ir a C.U. “con la pura credencial… yo empece a estudiar en 1973”. Referencia para los jóvenes diría él, era el gobierno de Luis Echeverría. “Por la desdicha de los golpes de Estado, que llegaron muchos maestros a la facultad a trabajar, a dar clases, de Bolivia, de Chile, de Argentina, de varios países, de Ecuador. Recuerdo a mis maestros”.
Más pa’ acá rememora la etapa del rechazo después del 2006. “Fue una campaña atroz, sucia, de desprestigio, yo no podía ir a un aeropuerto porque sentía las miradas como puñales, tenía yo que irme a sentar a las orillas y a leer un libro… me rechazaban igual que a Salinas… me convirtieron en un malvado… la época de mayor confrontación, más violencia, me fui a los pueblos y eso me ayudó mucho. El mismo Calderón declaraba, cuando le preguntaban por mí, que ahí andaba yo reuniéndome con cinco, con 10, con 15 gentes; agradezco eso, porque así me dejaron seguir adelante… por eso me salvé de agresiones, porque me dieron por muerto políticamente hablando”. La estrategia sobre la esperanza, pué.
Fuente: https://www.milenio.com/opinion/carlos-diaz-barriga/cronicas-del-adios/asi-empece-y-asi-termino-y-no-cambie