Redacción Macronews.- La FIFA enfrenta una creciente ola de críticas por el incremento desmedido en los precios de los boletos destinados a hinchas de las selecciones nacionales rumbo a la Copa del Mundo 2026, una estrategia que, de acuerdo con analistas y aficionados, erosiona el ambiente en los estadios y pone en riesgo el valor televisivo del principal torneo que sostiene financieramente al organismo rector del futbol mundial.
De acuerdo con datos difundidos por federaciones europeas, los boletos vendidos a través de las Asociaciones Miembro Participantes, que representan alrededor del 16% del total de entradas, fueron fijados en rangos que van de 180 a 700 dólares para partidos de la fase de grupos. Tras la presión de grupos organizados de aficionados, la FIFA anunció un nuevo “nivel de entrada” con boletos de 60 dólares, aunque esta medida solo aplicará al 10% de ese segmento, equivalente apenas al 1.6% del total de localidades disponibles.
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Especialistas señalan que los hinchas que acceden a entradas vía federaciones no son espectadores ocasionales, sino seguidores habituales que aportan ambiente, color y espectáculo en las gradas, elementos clave para la experiencia televisiva global. El temor es que, con precios elevados, los estadios se llenen mayoritariamente de invitados corporativos y turistas de alto poder adquisitivo, reduciendo la intensidad y autenticidad que caracteriza a un Mundial.
Aunque la FIFA sostiene que los altos costos responden a la tarificación dinámica y a la prevención de reventa masiva por bots, críticos advierten que la estrategia prioriza la recaudación inmediata por encima del valor a largo plazo del torneo. Incluso se subraya que clubes como el Bayern Múnich mantienen abonos anuales por debajo de los 200 dólares para preservar el ambiente que fortalece su marca y sus transmisiones.
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Para diversos sectores, el ajuste anunciado por la FIFA resulta insuficiente y evidencia una desconexión con los aficionados más leales, quienes ahora comienzan a organizarse y presionar a través de sus federaciones nacionales. El debate abre un nuevo frente rumbo al Mundial 2026, en el que el equilibrio entre negocio, espectáculo y afición vuelve a colocarse en el centro de la discusión.




















