La actriz Joey King y el director Steven Piet comenzaron a salir después de que ella diera el primer paso. Se conocieron en el plató de la serie de Hulu The Act y enseguida surgió una amistad. «Trabajamos muy bien juntos», recuerda Joey, conocida por su papel de Ramona Quimby en Ramona y su hermana y que desde entonces ha obtenido mayor fama por Mi primer beso. «Enseguida conectamos, Yo estaba muy pillada con él, pero esperé a la fiesta de fin de rodaje para pedirle salir. Me armé de valor y le llevé aparte para decirle lo que sentía. Fue la mejor decisión de mi vida».
La pareja llevaba saliendo tres años cuando Steven le propuso matrimonio en un viaje a Joshua Tree por su aniversario. «Fuimos a dar un paseo con un frío de muerte y recuerdo que Steven dijo que el entorno le parecía ‘perfectamente imperfecto'», cuenta Joey. «Paramos para hacernos unas fotos juntos y, de repente, me estaban tirando de la chaqueta. Me di la vuelta y vi a Steven de rodillas. Me dijo cosas muy bonitas y los dos nos pusimos a llorar. Nos guardamos la noticia para nosotros durante un día, para asimilarla juntos antes de compartirla con nadie».
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Tras comprometerse, la pareja se centró en la organización de la boda. Joey y Steven sabían que querían casarse en el extranjero, pero no sabían dónde exactamente: «Buscábamos algo único y privado, que fuera espectacular e íntimo al mismo tiempo«, explica Joey, «Encontramos La Fortaleza en Mallorca, que es como El gran Gatsby a la española. Es un sitio histórico sin parecer anticuado. Es atemporal, igual que el amor que nos tenemos. Y todo gracias a nuestros maravillosos wedding planners, Alison Bryan Destinations, que dieron en el clavo y nos encontraron el lugar de nuestros sueños». La fortaleza reconvertida en villa se construyó en 1628 y tuvo un papel estelar en la serie de televisión de la BBC El infiltrado.
Para fundirse con el lugar, Joey sabía que quería llevar un vestido clásico pero con toques únicos. Durante meses visitó tiendas de moda nupcial y se probó vestido tras vestido sin mucha suerte. Finalmente, su estilista Jared Eng intervino y le enseñó la colección nupcial de Oscar de la Renta, de la cual la novia acabó eligiendo los cuatro looks que llevó a lo largo del fin de semana de la boda: «Supe al instante que eran perfectos», dice. «Volamos a Nueva York, hicimos una prueba con Fernando [García, codirector creativo de Oscar de la Renta], y el resto es historia».
Dado el alto impacto del vestido de novia –con su espectacular escote palabra de honor y sus enormes paillettes a modo de pétalos–, Joey decidió simplificar el peinado: «Como hacía mucho viento durante la ceremonia, acabo ganando un poco de textura», explica. En cuanto al maquillaje, la novia apostó por añadir algo de brillo, pero sin dejar de ser ella misma. Quiso también incorporar elementos del vestido en la manicura, así que se incluyeron detalles festoneados a juego con las paillettes del vestido. «Fui muy afortunada de que mi equipo, con el que llevo trabajando tantos años, formase parte de este día», dice Joey. «¡Significó mucho para mí!».
La ceremonia, que tuvo lugar en la terraza inferior que se alza junto a la piscina, fue, en palabras de Joey, “la perfección absoluta”. La ofició Erik, un amigo de la pareja, y Sabrina Carpenter cantó a los novios en el altar. «Mirar desde el altar a todos nuestros amigos y familiares fue un momento inolvidable», dice Joey. “Vivimos el momento intensamente y nos sumergimos en cada detalle, fue mágico”. Las sobrinas y el sobrino de Steven, así como la abuela de Joey, leyeron los votos: “Entre eso y escuchar los votos de Steven y poder leerle los míos… No podría haber sido mejor todo”, continúa. “También debo añadir que llovía a cántaros justo antes de la ceremonia y, no sé cómo, el sol salió de repente justo cuando llegaron los invitados. Tuvimos muchísima suerte”.
Después de la ceremonia, los invitados se dirigieron a una carpa palaciega instalada junto a la casa principal. Allí, la madre y las hermanas de Joey y el hermano de Steven pronunciaron discursos divertidísimos y conmovedores: “Todo el mundo lloraba”, cuenta Joey. «Y luego la comida y la bebida… Dios, qué comida y qué bebida. Fue increíble. Servimos el Jesse James’s Usual, bautizado así por nuestro querido perro, que era un spicy margarita delicioso y las carrilleras de ternera fueron lo que más me gustó de todo».
Los recién casados compartieron su primer baile al son de Sea of Love de Cat Power. «Fue mágico», dice Joey. «Mirar a mi marido perfecto mientras bailaba esta canción tan ideal fue un sueño». desde ahí, la fiesta cogió ritmo. “Bailamos tanto que parecía que nos habíamos duchado de tanto sudar”, bromea Joey. «Lo mejor fue ver a todos los amigos que no se conocían hablar unos con otros y conectar al instante. Estamos rodeados de gente maravillosa, y verlos a todos reunidos nos contagió de alegría».
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Fuente: Vogue España