Donald Trump prepara la venta de visas para millonarios, mientras deporta – a veces por encima de la ley – a miles de personas en Estados Unidos.
Según un reporte de The New York Times, los planes para poner a la venta la controversial ‘visa dorada’ propuesta por el mandatario estadounidense están siendo encabezados por el magnate sudafricano Elon Musk y otros miembros del DOGE, quienes se encuentran desarrollando un sistema con el cual estos nuevos permisos migratorios puedan salir a la venta en las próximas semanas.
Para cumplir con el desarrollo, Musk se ha rodeado de otros tres ingenieros del departamento: Marko Elez, un extrabajador de Space X con un complejo historial público, al haber sido vinculado con comentarios racistas; Joe Gebbia, uno de los fundadores de Airbnb; y Edward Coristine, un ingeniero acusado de haber filtrado datos sensibles de su antigua compañía.
Los cuatro involucrados en el proyecto han encabezado reuniones con otros funcionarios gubernamentales, especialmente en la rama migratoria, para comprender a fondo los procesos existentes para conseguir la ciudadanía estadounidense, buscando llevar los tiempos de espera de esta nueva ‘visa dorada’ al mínimo, según reveló The New York Times.
Según el Gobierno estadounidense, el objetivo principal del DOGE radica en la eficiencia en el gasto público estadounidense y el recorte de gastos, por lo que su involucramiento en los procesos migratorios del país resulta llamativo, aunque parece una norma común dentro de la Casa Blanca trumpista.

Howard Lutnick, secretario de Comercio, ha sido otro de los funcionarios más involucrados en la creación y expedición de las nuevas ‘visas doradas’. El mes pasado, Lutnick dijo que él ya había vendido cerca de 1.000 ‘visas doradas’, aunque no está claro aún ni el marco jurídico en el que van a operar, ni los requisitos concretos que Washington impondrá a los interesados.
«Así que si tienes una tarjeta dorada – que solía ser una tarjeta verde (green card) – eres un residente permanente de Estados Unidos», mencionó Lutnick durante una entrevista en marzo, en donde repitió a propuesta de Trump sobre el costo de estas nuevas ‘visas doradas’: unos 5 millones de dólares.
¿Cómo funcionaría la nueva ‘visa dorada’ de Trump?
La idea de la ‘visa dorada’ fue llevada a la mesa de conversación pública estadounidense en febrero pasado por Donald Trump, quien mencionó que su Gobierno facilitaría el ingreso – y la adquisición de la ciudadanía estadounidense – a aquellos millonarios que decidieran invertir en el país, como una forma de atraer la inversión extranjera.
«Serán ricos y tendrán éxito y gastarán mucho dinero y pagarán muchos impuestos y emplearán a mucha gente, y creemos que va a tener mucho éxito», dijo Trump durante el anunció de la ‘visa dorada’.
Trump sugirió que el precio inicial de un permiso de esta naturaleza podría rondar los 5 millones de dólares, aunque detalló que en el transcurso de las semanas, su Gobierno iría desdeñando los pasos necesarios para que los interesados puedan irse preparando para hacerse con ella. Hasta el momento, ningún otro detalle más allá del precio ha sido presentado por la Casa Blanca.
La idea de una ‘visa dorada’ no es nueva, ni en Estados Unidos, ni en el mundo. De hecho, desde 1990, Washington ya tiene un programa similar en los visados EB-5, creados para las personas que hayan invertido al menos un millón de dólares en un negocio o industria que le de empleo al menos a 10 personas.
Según el Departamento de Seguridad Nacional, para septiembre de 2022, unas 8.000 personas obtuvieron este tipo de visado durante el año, mientras que el Congreso decidió extender la vigencia del programa hasta el 2027.
La ‘visa dorada’ sustituiría a este programa, aunque no está claro el futuro de aquellas personas que ya gozan con visados EB-5. Programas similares han sido implementados en Canadá, Nueva Zelanda y Malta.

Algunos expertos subrayan que es posible que los requisitos de las nuevas ‘visas doradas’ de Trump no vayan más lejos que las capacidades materiales de aquellos interesados, ya que este tipo de programas buscan mostrarse atractivos en círculos sociales con múltiples opciones.
«Por lo general, cuanto menores son los requisitos de residencia, más popular es el programa, ya que a esas personas adineradas en general les gustan las opciones», apuntó Basil Mohr-Elzeki, socio director de la consultora Henley & Partners.
Una alfombra a los ricos y un portazo para los más vulnerables
La ‘visa dorada’ de Trump y su afinidad por flexibilizar el marco jurídico migratorio para los más ricos del planeta contrasta con su agresividad política en contra de las personas migrantes en situación irregular que ya residen en Estados Unidos. Muchos trabajan, pagan impuestos – sin gozar siempre de los beneficios – o que escapan de sus países de la violencia en sus países de origen.
Las labores de Musk y los integrantes del DOGE con las ‘visas doradas’ también están relacionadas con «acelerar el proceso migratorio típico» para los interesados en los nuevos permisos, reduciendo los tiempos de espera para recibir la ciudadanía estadounidense a un plazo de «dos semanas».
Entre tanto, los tiempos para obtener la ciudadanía para las personas de a píe cada vez se extiende más. Según información gubernamental, una persona extranjera interesada en la ciudadanía debe pasar al menos 5 años en el país como residente permanente legal, mientras que aquellos cónyuges de un ciudadano estadounidense deben esperar al menos 3 años, marcando una media general de unos 7,5 años en 2024.

El presidente de EEUU, Donald Trump, el consejero delegado de Tesla y asesor de Trump, Elon Musk, y el vicepresidente de EEUU, JD Vance, asisten al 125º partido de fútbol Army-Navy en el estadio Northwest el 14 de diciembre de 2024 en Landover, Maryland. © Kevin Dietsch / Getty Images via AFP
Sin embargo, estas cifras aplican únicamente a aquellos que ya tengan un permiso de residencia permanente y estén dentro del país de manera regular, dejando en el limbo a aquellas personas migrantes que tengan permisos temporales para estar en el país, gocen de refugio político o hayan entrado de manera irregular al país. Existen casos que pueden tardar más de dos décadas en regularizar su estancia en el país.
Y aunque tengan estancias regularizadas, no existe seguridad total en medio de la Administración Trump.
El caso más reciente es el de Kilmar Ábrego García, un inmigrante salvadoreño de 29 años, que fue deportado a una megacárcel en su país de origen «por error», a pesar de contar con un permiso de trabajo, estar casado con una ciudadana estadounidense y ser protegido en contra de la deportación por un juez.
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En nombre del bienestar estadounidense, Trump ha impuesto una agenda nacionalista que pretende poner a ‘Estados Unidos primero’, utilizando dicho slogan para justificar deportaciones masivas y el entorpecimiento de los caminos legales para regularizar la estancia en Estados Unidos. Sin embargo, parece que el ‘Estados Unidos Primero’, no aplica para los multimillonarios.