Gabriel Mendicuti es un pez gordo. El confiaba que no lo iban a detener a pesar de las graves acusaciones en su contra. Pensaba que, por alguna razón, tenía garantizada impunidad. De hecho todo mundo sabía donde vivía. Permanecía en su rancho del oriente de Yucatán “mientras las aguas volvían a su nivel”, según sus allegados. Dicen que con discreción viajaba a Playa del Carmen para supervisar algunos de sus negocios. Se entrevistaba con sus abogados, con socios y amigos. Sabía del voluminoso expediente que se había integrado para sustentar las denuncias en su contra. Pero él confiaba en que “todo se iba a arreglar”.
Estaba tan confiado que acudió a una comida que empresarios y dirigentes priístas le ofrecieron el viernes a José Meade, que está recorriendo el país en su pre campaña para alcanzar la candidatura formal del PRI a la presidencia de la república. Allí, en el negocio de sus amigos hoteleros de Yucatán, departió con empresarios y con sus amigos del PRI. Se tomó la foto con Meade, cuya amistad presumía. Intercambió algunas frases con él y se fue a su casa de Puerto Aventuras a pasar el fin de semana, mientras regresaba a su refugio en el oriente yucateco.
El sábado por la noche fue aprehendido mientras cenaba en un restaurante de Puerto Aventuras. No se resistió. Sabía que era inútil. Pidió que no lo esposaran. Lo subieron a un vehículo de la Fiscalía y lo llevaron a Chetumal, la capital del estado. Al ingresar al centro de reclusión le tomaron las fotos de rigor, mismas que fueron difundidas puntualmente con todo rigor. Allí aparece que nació el 8 de diciembre de 1956 en Mocochá, Yucatán. A sus 61 años culminó una sorprendente carrera en la política y en la administración pública.
Su incursión en la política la inició con el píe derecho. Como pocos. Su primer cargo fue la presidencia municipal de Solidaridad. Había que narrar con más tiempo y espacio como llegó a esa importante posición de la noche a la mañana.
Al terminar su gestión como alcalde de Solidaridad tuvo doce años de protagonismo relevante en las gestiones de Félix González Canto y de Roberto Borge Angulo. Fue secretario de Infraestructura y Transporte, titular de Desarrollo Rural, y poderoso secretario de gobierno. Aspiró a ser candidato del PRI al gobierno del estado y coqueteó con la alianza PAN-PRD. Su historia da para más.
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