El presidente electo Donald Trump nombró el miércoles al representante Matt Gaetz, el republicano agitador de Florida, como su candidato a fiscal general, un movimiento provocador para instalar a un aliado complaciente al mando del Departamento de Justicia mientras busca represalias contra quienes lo llevaron a los tribunales.
La elección refleja la determinación de Trump de elegir como máximo responsable de la aplicación de la ley del país a un feroz defensor que no se resista a sus directrices ni cuestione sus afirmaciones, como hizo William P. Barr, su último fiscal general confirmado, tras las elecciones de 2020. Si el Senado confirma a Gaetz —lo que no es seguro, dada la generalizada animosidad bipartidaria hacia él—, su ascenso a un poderoso puesto en el gabinete representaría un giro extraordinario que imitaría el propio regreso político vacilante de Trump.
Gaetz, de 42 años, fue el centro de una investigación federal sobre tráfico sexual que duró tres años y terminó en 2023, cuando el Departamento de Justicia, bajo la presidencia de Biden, decidió no presentar cargos. Fue objeto de una investigación del Comité de Ética de la Cámara de Representantes sobre su conducta hasta que renunció a su escaño a última hora del miércoles, poniendo fin a la investigación.
Trump pasó por alto a varios candidatos más convencionales que habían surgido en los últimos días, entre ellos el senador por Utah, Mike Lee, un conservador cuyo nombramiento habría sido mucho mejor recibido en la cámara.
La elección de Gaetz sorprendió a muchos de los aliados de Trump en el Capitolio. El anuncio fue recibido con un escepticismo inmediato y sin tapujos por parte de los republicanos del Senado, quienes votarán su nombramiento. La senadora por Maine, Susan Collins, dijo estar “conmocionada” por la elección y predijo un difícil proceso de confirmación.
Trump hizo su anuncio en la plataforma de redes sociales Truth Social y afirmó que parte del trabajo de Gaetz consistiría en erradicar “la corrupción sistémica en el Departamento de Justicia, y devolver al Departamento a su verdadera misión de luchar contra el crimen”.
Describió a Gaetz, cuyo acaudalado padre es expresidente del Senado de Florida, como un “abogado dotado y tenaz”. El presidente electo también enumeró los agravios que sugirió que Gaetz abordara como fiscal general, entre los que destacan las múltiples investigaciones sobre Trump: “el engaño de Rusia y la exposición de la alarmante y sistémica corrupción y uso de armas por parte del gobierno”, escribió.
La elección de Gaetz pondría al frente del Departamento de Justicia y el FBI a uno de sus críticos más declarados en el Congreso. Es una figura profundamente polarizadora en el Capitolio que ha chocado repetidamente con los líderes de su propio partido, especialmente con el expresidente de la Cámara, Kevin McCarthy, cuya destitución organizó.
Al preguntarle al senador John Cornyn, republicano de Texas, por la elección de Gaetz, dijo: “No conozco a ese hombre más que por su imagen pública”.
Cornyn dijo que no podía comentar sobre las posibilidades de que Gaetz o Tulsi Gabbard, la elegida por Trump para directora de inteligencia nacional, fueran confirmados: “No lo sé, ya lo averiguaremos”.
“Tiene mucho trabajo por delante”, dijo la senadora Joni Ernst, republicana por Iowa, mientras otros senadores esquivaban las preguntas de los reporteros.
El representante republicano por Ohio Max Miller dijo a los periodistas que muchos miembros de la conferencia del Partido Republicano estaban sorprendidos por la elección de Gaetz como fiscal general, pero sobre todo encantados ante la perspectiva de que pudiera dejar de ser miembro de la cámara.
La Cámara, añadió Miller, sería un lugar más funcional sin Gaetz.
Predijo una lucha por la confirmación y añadió que si el proceso revelaba pruebas que corroboraran las acusaciones de tráfico sexual contra Gaetz, no le sorprendería que la Cámara se movilizara para expulsarlo, como hizo con el representante George Santos. Santos perdió su escaño después de que el Comité de Ética documentara violaciones de las normas de la cámara y pruebas de un amplio fraude de campaña.
Uno de los pocos legisladores que ofreció una valoración positiva fue un firme aliado de Trump, el senador por Carolina del Sur Lindsey Graham, quien calificó a Gaetz de “inteligente” y “astuto”, pero predijo duras audiencias de confirmación.
Muchos funcionarios y exfuncionarios del Departamento de Justicia se mostraron atónitos y furiosos por lo que la elección sugería sobre los planes de Trump.
David Laufman, exfuncionario del Departamento bajo las administraciones republicana y demócrata, describió la elección en términos siniestros.
Es “un presagio sobrecogedor de que Trump intentará someter el Departamento de Justicia a su voluntad política”, dijo.
Trump lleva mucho tiempo señalando su opinión sobre la importancia del Departamento de Justicia para sus prioridades, y el vicepresidente electo JD Vance ha calificado el cargo de fiscal general como el segundo más crítico del gobierno. En los últimos días, otras personas próximas al presidente electo han advertido a los funcionarios de carrera del departamento que serán despedidos por resistirse a su agenda política conservadora.
La declaración de Trump así lo ilustraba.
“Pocas asuntos son más importantes en Estados Unidos que poner fin a la militarización partidista de nuestro sistema de justicia”, escribió. “Matt pondrá fin a la militarización del gobierno, protegerá nuestras fronteras, desmantelará las organizaciones criminales y restaurará la fe y la confianza de los estadounidenses en el Departamento de Justicia, que se encuentran muy dañadas”.
Trump se ha quejado durante mucho tiempo de que sus anteriores fiscales generales no cumplieron con sus expectativas y estableció una agenda ambiciosa para luchar contra lo que él llama agentes del “Estado Profundo” en el departamento en su segundo mandato.
Trump ha dicho que quiere ver cambios en lo que llama los tribunales “corruptos” que supervisan la vigilancia de los servicios de inteligencia extranjeros. También ha prometido iniciar “una gran ofensiva contra los filtradores del gobierno” y desclasificar documentos sobre el “espionaje, la censura y la corrupción” del gobierno.
En los últimos días, Trump había considerado varios posibles candidatos, pero no parecía decidirse por ninguno de ellos, incluido el fiscal general de Misuri, Andrew Bailey, según personas familiarizadas con las conversaciones que hablaron bajo condición de anonimato para describir las deliberaciones internas.
Jay Clayton, quien fue presidente de la Comisión de Bolsa y Valores en el primer gobierno de Trump, también fue considerado, al igual que el abogado neoyorquino Robert Giuffra.
Un alto asesor legal de Trump, Boris Epshteyn, había expresado su apoyo a otras opciones antes que Gaetz, incluido Giuffra, según tres personas con conocimiento de las conversaciones. Cuando se produjo una especie de estancamiento y Gaetz se convirtió en una opción, Epshteyn presionó a favor del congresista, según una cuarta persona.
Como legislador, Gaetz, licenciado en Derecho por la William & Mary Law School, ha utilizado su puesto en el Comité Judicial de la Cámara de Representantes para criticar a los dirigentes del FBI y del Departamento de Justicia, en particular por las investigaciones relacionadas con Trump.
Gaetz ha sido especialmente crítico con el director del FBI, Christopher A. Wray. En una audiencia de confrontación el año pasado, preguntó a Wray si estaba “protegiendo” a la familia Biden.
“En absoluto”, replicó Wray.
En 2020, el Departamento de Justicia y el FBI abrieron una investigación sobre la relación de Gaetz, varios años antes, con una joven que entonces tenía 17 años. Los investigadores trataron de determinar si pagó por sexo, violando las leyes federales sobre tráfico sexual, según personas familiarizadas con la investigación.
Durante la investigación, algunos colaboradores de Gaetz testificaron ante un gran jurado federal en Orlando, Florida, pero los fiscales concluyeron finalmente que no existía un caso viable para presentar cargos contra el congresista, quien negó haber actuado mal.
La investigación se centró en un viaje de Gaetz a las Bahamas en 2018. La joven objeto de la investigación también participó en ese viaje, aunque en aquel momento ya tenía 18 años o más, según personas familiarizadas con el asunto. Era una testigo fundamental en la investigación, pero a los fiscales veteranos les preocupaba su credibilidad, así como la de otro testigo, según personas familiarizadas con la decisión de no presentar cargos.
La investigación lo ha perseguido durante mucho tiempo: en 2021, Gaetz fue acosado fuera de la sede del Departamento de Justicia por personas que le gritaban “pedófilo”.
Como tantos otros miembros del círculo del presidente electo, Gaetz criticó en su día a Trump.
En una entrevista de 2019, Gaetz describió con franqueza su transición a la derecha durante la década anterior, desde legislador estatal republicano que buscaba el consenso en Tallahassee hasta convertirse en un elemento fijo de los medios de comunicación conservadores. El cambio, dijo, estuvo motivado por el deseo de aumentar su influencia.
“En un mundo en el que el cuerpo político tiene a veces la capacidad de atención de un pez dorado, sí, tienes que tener la capacidad de reinventarte muchas veces en este juego”, dijo.
Cinco años después, es miembro del círculo íntimo de Trump.
Gaetz votó junto con unos 150 de sus colegas republicanos para revertir la derrota de Trump en las elecciones de 2020. También participó en lo que los fiscales han sugerido que fue un ensayo general de los esfuerzos de “Detengan el robo” ese año, protestando por los resultados de una reñida contienda por el Senado en Florida con miembros de los Proud Boys y otros partidarios de Trump.
El miércoles, Gaetz acompañó al presidente electo y a Elon Musk en un vuelo de Florida a Washington, y fue visto viajando con la comitiva después de que Trump se dirigiera a los republicanos de la Cámara de Representantes —al parecer, sin divulgar la noticia de su nombramiento a sus locuaces colegas—.
Maggie Haberman, Jonathan Swan, Annie Karni, Catie Edmondson, Karoun Demirjian, Maya C. Miller, Michael Gold and Alan Feuer colaboraron con la reportería.
Glenn Thrush cubre el Departamento de Justicia y también ha escrito sobre la violencia armada, los derechos civiles y las condiciones en las cárceles y prisiones de Estados Unidos.
FUENTE: NYTIMES