Mahahual sigue siendo testigo de encuentros entre la selva y la comunidad. Este fin de semana, un jaguar se llevó a una perra que dormía en la entrada de la cabaña de don Eliseo, conocido en la zona como “La Petra”. El ataque ocurrió alrededor de las 6 de la mañana, cuando el felino aprovechó la vulnerabilidad del animal y lo arrastró hacia la espesura.
“El bicho está por aquí, grande, chingón”, relata don Eliseo, quien no oculta su asombro ante la magnitud del depredador. Asegura que no siente mi3do de vivir rodeado de selva, pero reconoce que estos animales están cada vez más cerca de las viviendas en la Costa Maya.
Este no es un caso aislado. Según los pobladores, se han registrado al menos tres ataques recientes a perros en la zona. La presencia de jaguares no es inusual en un ecosistema con selva alta y tierras vírgenes, donde los grandes felinos ven en los perros una presa fácil cuando se aventuran cerca de sus dominios.
“Al rato me paré y ahí estaban las huellas, con manchas de s4ngr3”, narra el testigo. Asegura que hace poco, mientras cazaba con un amigo, sintió un fuerte olor en el monte. “Debe ser el jaguar”, le dijo su compañero. Minutos después, descubrieron el c4dáv3r de un venado parcialmente devorado.
Los jaguares, símbolo de poder en la cosmovisión maya, siguen siendo dueños de su territorio. Para los habitantes de Mahahual, estos encuentros son un recordatorio de que la naturaleza aún impone sus reglas en la frontera entre la selva y la civilización.