CORRE LA VOZ
Por: Jorge Castro Noriega
EL ENIGMA DE LOS 50 MIL VOTOS
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Una teoría de dónde salieron los votos que hicieron ganar a CJG
· Posible conspiración “amiga” y errores, cavaron la tumba de Góngora
· “Campañas negras” y encuestas falsas, contribuyeron al descalabro
· Como zánganos, los delegados nacionales gastaron, pero no ganaron
CUANDO EN LA conferencia de prensa que ofreció el lunes pasado en Playa del Carmenpara reconocer públicamente el triunfo de Carlos Joaquín, le preguntaron a Mauricio Góngora a qué atribuía su derrota, con el rostro desencajado todavía por la sorpresa aún no asimilada y la noche en vela que arrastraba, respondió que esa había sido la voluntad ciudadana y que, simplemente, los quintanarroenses no lo habían favorecido con su voto. Se manifestó respetuoso de la decisión popular, descartó que fuera a impugnar el resultado –¿y cómo hacerlo, si él fue el candidato del Estado, con todas las ventajas a su favor?– le deseó “el mejor de los caminos” al ganador de la gubernatura y agradeció a todos los que creyeron en él. A partir de ahí, un camino de cadáveres y huérfanos políticos comenzó a tenderse detrás de él.
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Y TIENE RAZÓN en parte Góngora, en cuanto a que los quintanarroenses fueron los que decidieron qué rumbo iba a tomar política y administrativamente Quintana Roo los siguientes seis años, al salir a las calles a votar en cantidades que superaron el tradicional 30 por ciento de participación ciudadana al que el PRI, confiado, le apostaba para ganar. Pero el tema de fondo va más allá y tras la apabullante derrota del candidato priista en las urnas, hay números que no cuadran. No se necesita ser matemático ni experto en materia electoral, para entender que si el PRI ganó 8 de las 11 presidencias municipales y 10 de las 15 diputaciones sin poder retener la gubernatura, es porque Mauricio, o fue el pagano de un demoledor “voto de castigo” al sistema feneciente, o lo “chamaquearon” desde el interior de su propia casa. Todo apunta a que fue lo segundo.
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LOS 50 MIL votos de diferencia que le dieron el triunfo a Joaquín sobre Góngora son los que vale la pena analizar, para tratar de entender el insospechado resultado que dejó al PRItendido en la lona. En el conteo final del PREP para gobernador, Joaquín obtuvo 228,703 votos contra 178,667 de Góngora, mientras que en el de presidentes municipales sus alianzas tuvieron 178,114 (PAN-PRD) y 179,860 (PRI-PVEM-Panal) respectivamente, en tanto en la de diputados sacaron 176,128 y 153,946. Aquí llama la atención dos cosas: En la votación de diputados en el bando gongorista, hay casi 20 mil votos menos que en la de presidentes (¿a dónde fueron a parar?) y en los distritos 10, 12 y 15 –según se puede apreciar en el PREP— se emitieron casi 30 mil votos de manera independiente para candidatos a diputados del PRI y del PVEM que, extrañamente, fueron los únicos distritos donde no compitieron en alianza.
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LA RESPUESTA AL enigma de los 50 mil votos que marcaron el derrotero de la elección a favor de Carlos Joaquín pudiera estar en la página de resultados de la votación para diputados. La coalición oficial “Somos Quintana Roo”sumó en conjunto por los 15 distritos electorales 153,946 votos, muy por debajo de la suma total de sufragios en la elección de presidentes, que fueron 179,860 para los 11 municipios. Entre diputados y presidentes, hay perdidos 20 mil votos que hacen suponer que hubo aquí un “voto cruzado” a favor de alguien más. Y por otra parte, en los distritos 10, 12 y 15 hubo más de 30 mil personas que votaron por candidatos únicos del PRI y PVEM –que ni así le ganaron a los del PAN-PRD— y no por la alianza, sin que ese mismo número de votos se viera reflejado en los números deMauricio ni en los de presidentes municipales. La ecuación es clara y sencilla: 20 (“cruzados”) + 30 (fuera de alianza) = 50. Y fueron 50 mil votos los que le dieron a Joaquínel gane.
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A LA TEORÍA de la conspiración en contra de Góngora, que de ser cierta tuvo que ser operada desde el interior de los partidos que lo impulsaron (el PVEM levanta olas de sospechas), se le suman otros errores graves que también contribuyeron al descalabro del candidato oficial: 1.- Las mal orquestadas “campañas negras” en contra de Joaquín, que terminaron martirizándolo ante los ojos de la sociedad, cumpliéndose el dicho de que lo que no te mata, te fortalece.2.- Los escándalos de sus propiedades no declaradas, el terreno que le regaló al diario Por Esto! y las diez cajas con documentos de supuestos contratos “fantasmas” por más de 600 millones de pesos, los que, dicen, fueron filtrados desde la misma Tesorería del Ayuntamiento que le dejó encargado a Rafael Castro para irse a la campaña. 3.- A Mauricio lo dejaron morir solo: Excluido el gobernador Roberto Borge de la operación electoral (Félix González fue el gran elector), ni “Chanito”, ni Mendicuti, niAbuxapqui, ni Cora, ni Paul, volvieron a vérsele junto a él después de que vino Manlio a levantarle el brazo como candidato oficial.
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SI ACASO EL ex “delfín” Toledo, ya casi al final, apareció un par de veces en los mítines, pero hasta ahí. Se sabía de antes que entre él y Mauricio no había muy buena relación, pero ésta empeoró cuando el CEN del PRI eligió como candidato a Góngora y no al pupilo de Borge, quien por más esfuerzos que hizo por hacerlos aparecer juntos y sonrientes en los eventos, pudo más el berrinche y la venganza de “Chanito”, quien se desapareció toda la campaña y no apoyó a la causa del partido ni a la de su amigo y compadre el gobernador. La tan cacareada unidad priista se deshizo como terrón de azúcar en un vaso de agua, justo en los momentos en que Mauricio más lo necesitaba. Otro error garrafal fue el exceso de confianza en las encuestas, tanto las de preferencias previas como las de salida el día de la elección, que al final demostraron su total inefectividad, el burdo engaño al contratante y una gran cantidad de dinero tirado a la basura.
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POR ÚLTIMO, ESOS zánganos políticos llamados delegados nacionales también pusieron su pala de arena para que las cosas salieran tan mal. Relevado por el tabasqueño Manuel Andrade luego de su “affaire” telefónico con el ex delegado de Sedesol, Fabián Vallado, para repartir programas federales en forma de ayuda electoral, Ulises Ruiz nunca la entregó en forma la representación a su sucesor. Asentado desde 2012 en Quintana Roo con gastos todo pagado de hospedaje, comidas, autos, choferes y asistentes, boletos de avión, paseos, más su sueldo respectivo, el parásito oaxaqueño insistió en seguir metiendo manos y narices en el proceso local, lo que tampoco Andrade pareció muy dispuesto a solucionar, quien aceptó venir en plan de vacaciones largas con cargo a las arcas del PRI, bajo la supuesta encomienda de dirigir el proceso y hacer ganar a los candidatos de casa. El caso es que el “trabajo” de cuatro años del vivales Ulises al final no se vio por ningún lado y Andrade ni tiempo –ni ganas– tuvo de hacer el suyo.





















