Los recientes atentados en Europa perpetrados por el grupo terrorista ISIS, han impactado a la opinión pública internacional por el alcance que han tenido, pareciera que poseen una mayor capacidad que Al Qaeda en su mejor momento. Cuando se investiga su origen lo primero que llama la atención es su ubicación geográfica, ISIS se encuentra principalmente en Irak, el país que invadieron los norteamericanos hace 13 años y del cual ya hasta retiraron sus fuerzas militares, justamente la nación en donde no había terroristas en la época de la invasión.
Actualmente ISIS se ubica en regiones que colindan con Siria, por lo que ya tienen cierta presencia en ese convulsionado país, y Turquía, en donde precisamente son combatidos tanto por el ejército turco como por las milicias Kurdas, que siempre han contado con simpatizantes entre los estadounidenses.
Una pregunta obvia que surge al observar su territorio, es cómo fue posible que creciera en las narices del ejército americano. Por una parte la inclinación religiosa del gobierno iraquí chiita en un país principalmente sunita, aunado a la oposición natural que impulsa la presencia estadounidense en el área, provocó que zonas hostiles se llenarán de simpatizantes de Al Qaeda primero y posteriormente fueron los primeros integrantes de ISIS.
Pero no me deja de llamar la atención que eran ciudades muy identificadas por el ejército americano por estar pobladas de gente abiertamente en contra de su intervención, inclusive en una de ellas se llevó a cabo lo que se considera la batalla más dura de la lucha en Irak, la ciudad de Fallujah, precisamente la frontera donde inicia la influencia de los radicales actualmente. O Tikrit el poblado natal de Sadam Hussein, en donde la gran mayoría de los habitantes lo apoyaron hasta el último minuto. Es como si los hubieran aislado, vencido pero no decidieron eliminarlos totalmente.
Lo más lógico era que los norteamericanos impulsaran el desarrollo económico de las zonas en donde había existido más resistencia, algo que muchas potencias han hecho en su historia y que los estadounidenses son expertos. Esto hubiera blindado en gran medida a sus habitantes de la influencia de ISIS o cualquier ideología radical, que justamente prosperan en entornos sociales marginados. Pero no lo hicieron, su intervención militar empobreció más la región y su retirada se hizo con asesoría militar al gobierno nativo, pero muy poco apoyo para estimular el crecimiento económico y social. Generaron una zona fértil para la proliferación del radicalismo.
¿Por qué habrían tomado semejante decisión? Cuando se estudia detenidamente los criterios y prácticas occidentales con respecto a medio oriente en las últimas tres décadas llama la atención las escasas medidas para solucionar de fondo sus conflictos. Las grandes potencias, incluyendo a Rusia, nunca han realizado verdaderos proyectos para que se desarrollen económicamente, lo que llevaría estabilidad y paz a la región. Lo que evidentemente sería una solución muchos más duradera y sólida para evitar el florecimiento de grupos extremistas.
Tampoco han contribuido con el fortalecimiento de la democracia, durante décadas se permitió la existencia de regímenes políticos totalitarios, que han desembocado con el tiempo en movimientos sociales que han vuelto el medio oriente en una región en constante estado de conflicto.
Las diferencias entre sunitas y chiitas, un problema de siglos, nunca ha contado con un verdadero arbitraje externo que contribuya con una autentica coexistencia pacífica, inclusive han alimentado esas diferencias, eso fue lo que hicieron los norteamericanos al poner al gobierno sucesor de la dictadura de Hussein en Irak.
Es difícil argumentar que las políticas y prácticas de las grandes potencias con respecto a medio oriente respondan a la falta de conocimiento de la cultura y mentalidad de los múltiples pueblos que habitan esta parte del mundo: ingleses y franceses conocen ampliamente estas naciones desde el siglo XIX, en la centuria pasada esta saber se amplió considerablemente, a raíz de los graves conflictos políticos y militares. Es sorprendente que a pesar de toda esa información, al día de hoy no se tomen medidas a fondo para resolver problemas que afectan a orientales y occidentales a la vez.
La inestabilidad del cercano oriente puede convenir a muchos intereses internacionales para que no formen un bloque en común los principales países productores de petróleo, pero permitir que la inestabilidad permanezca, que continúen viviendo en la pobreza, en la violencia diaria es un acto tan criminal como el de los terroristas radicales. Inclusive es más grave, porque estas decisiones político-económicas hace a los líderes de las grandes potencias en responsables indirectos de las muertes en ambos mundos.