Mente sana, cuerpo sano. A pesar de los vaivenes científicos que giran en torno al mundo del ‘fitness’, la salud y la alimentación, si de algo están seguros los investigadores es de la relación que existe entre nuestro estado físico y nuestras emociones. Igual que el ejercicio se ha presentado como una potente arma contra el estrés, la meditación ha demostrado su poder para potenciar el intelecto y fortalecer el sistema inmune.
Por eso, como explica el profesor y presidente de la Sociedad Española de Meditación, Ramón Leonato, «vivimos nuestras vidas y experimentamos nuestra existencia a través de nuestras mentes, y mediante su higiene, el motor con el que vivimos la vida funciona mejor. La meditación aporta claridad a la mente y a cualquier actividad». Y es que esta práctica, también conocida como ‘mindfulness’, ayuda a reducir el estrés, elimina el insomnio, protege el cerebro, mejora la concentración y desarrolla la inteligencia emocional.
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¿Cuál es el mejor momento para empezar?
Al comenzar y al acabar el día. «Meditar nos dotará del ritmo y la disciplina necesarios para centrar la atención en el verdadero lugar donde transcurre nuestra vida, en el presente», explica Leonato. La meditación, añade, te enseña a mantener la atención en el momento en el que estás existiendo y a comprender, sin juzgarla, la naturaleza de esa realidad.
En grupo o en solitario. El ‘mindfulness’ puede practicarse con o sin compañía, y depende de la persona elegir cómo hacerlo. A veces, señala el experto, resulta enriquecedor contar con algún grupo de amigos que mediten para mantener la motivación y la disciplina, al mismo tiempo que se fortalecen los vínculos de amistad. Además, un buen profesor de meditación permitirá aprender un protocolo que combine diversas técnicas, desde la concentración a la presencia abierta y de ‘loving-kindness’, junto con otras prácticas cognitivo-conductuales que sirven como herramienta para afrontar el día a día. «También hay muchas escuelas, pero al tratarse de una enseñanza no regulada, existe mucho intrusismo y hay que elegir bien el lugar en el que iniciarse», añade Leonato.
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Las cinco claves para empezar a meditar
- «Cierra los ojos, deja que tu respiración siga su ritmo natural y mantén una ligera consciencia de que estás respirando. Deja que los pensamientos corran libremente sin prestarles atención, como si fuese la música de fondo del supermercado, que está ahí pero que no le prestas ninguna atención, simplemente mantén una ligera consciencia de tu respiración, y deja que siga su ritmo natural, quédate así uno o dos minutos y levántate despacio, continúa con lo que estuvieras haciendo», explica el experto.
- Al sentarse, es necesario poner la atención en la respiración y permitir que los músculos se relajen dejándolos caer con la mente. Según Leonato, esto favorece la relajación y concentración en la respiración durante uno o dos minutos. Después, se puede retomar lo que se estaba haciendo previamente.
- «Al caminar, pon tu atención en la respiración y ponle un ritmo (inspiración, espiración) con el caminar», dice el profesor. Por ejemplo, añade, dos pasos inspiras, tres pasos espiras. Lo principal es poner ambos en armonía, por lo que siempre será mejor si se practica durante un paseo agradable o en la naturaleza.
- La vista es uno de los sentidos que hay que aprender a educar cuando se trata de meditación. «Fija tu mirada en un objeto bello, como una flor o una puesta de sol y contempla la belleza. Deja que tu mirada vaya de un color a otro, deja que tu mente fluya de forma continua sobre el objeto al observarlo, durante uno o dos minutos también», aclara.
- «Siéntate en una postura relajada y recorre tu cuerpo percibiendo las sensaciones que recibes desde las plantas de los pies hasta llegar a la cabeza y vuelve de nuevo hacia abajo», dice el experto. Durante esos dos o tres minutos, la persona debe dejarse llevar por las sensaciones corporales y la calma.
FUENTE: EL MUNDO