Imagina que tienes un negocio, ya sea que vendes algo o das algún servicio, y contratas a un gerente.
Supongamos que ese gerente te pide un presupuesto para trabajar todo el año, una cantidad muy grande y tú se lo das sin preguntar nada. Ni para que lo utilizará, como, etc. No le haces ningún cuestionamiento. Ahora pensemos que se lo gasta todo. Además se compra un coche nuevo, mejora su ropa, inclusive contrata a sus hijos en tu negocio, quienes por cierto nunca se presentan a trabajar. Para colmo el negocio empieza a tener pérdidas y tú nunca vas a supervisarlo. Al final del año todos esperan que hagas algo con semejante gerente, que le hagas una feroz auditoría, que lo despidas, ¡algo! Pero no haces absolutamente nada. Es más, le vuelves a dar el mismo presupuesto enorme para el siguiente año. ¿No es esto una estupidez? Bueno, eso hacemos con nuestra élite gobernante