En la navidad de 1969, el dictador español Francisco Franco dijo que dejaba todo atado y bien atado. Es decir, aunque él no estuviera en el poder todo estaba bajo el férreo control de las estructuras que había creado, sometiendo y aniquilando a todas las instituciones republicanas. Pero le falló el cálculo, porque a su muerte en 1976 la sociedad española salió a las calles y en las urnas decidió construir una nueva democracia.
Roberto Borge, al igual que Franco, pensó que aunque su partido, el PRI, había perdido las elecciones para gobernador, él dejaba todo “atado y bien atado”. Construyó lo que se llamó un blindaje institucional y político. No fue fácil para el gobierno de Carlos Joaquín desmontar esa estructura construida para garantizarle impunidad al ex gobernador y a todo su equipo y socios en el saqueo.
Primero fue lograr el control de la Gran Comisión del Congreso del estado. Fue una negociación política intensa, dura, implacable. El PRI quería que, a como diera lugar, Raymundo King fuera el presidente de la Gran Comisión. Para ello contaba con los votos de los diputados de su partido y de su aliado el Verde. Para varios diputados del PRI fue un choque de conciencia la posibilidad de apoyar a King, un político vinculado estrechamente a Borge. El plan de los borgistas era hacer del Congreso un bunker político para que no pasaran las iniciativas legislativas del gobierno de Carlos Joaquín, y desde allí torpedear al naciente gobierno. Tenían dinero para ese proyecto: el presupuesto que la anterior legislatura aprobó para la legislatura que presuntamente encabezaría King, fue el más elevado en la historia de Quintana Roo.
Pero pronto se empezó a desmoronar el sueño de tener acorralado a Carlos Joaquín. Primero, el diputado priísta Juan Carlos Pereyra se declaró independiente. Luego, los dos diputados de Morena –en una operación que algún día contará este reportero- se deslindaron de las instrucciones de su partido de abstenerse de votar en la elección del presidente de la Gran Comisión, y decidieron apoyar a la alianza PAN-PRD. El día de la votación se enfermó Candy Ayuso, diputada del PRI, y el Panal y el PES también abandonaron al PRI.
Esa negociación política impidió que Raymundo King llegara a la presidencia de la Gran Comisión del Congreso, lo que hubiera representado un obstáculo para la revisión de las cuentas del borgismo, para la reestructuración de la deuda y para tantos otros temas. Seguiremos contando estas historias del cambio.
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