Los despojos del sexenio pasado constituyen un voluminoso y terrible expediente. Son una de las herencias malditas de Borge que poco a poco se va conociendo en su magnitud. Millones de dólares están en juego. Decenas de hoteles, terrenos y casas fueron arrebatados a sus verdaderos dueños para entregárselos a prestanombres y testaferros.
Fue una truculenta maquinación delincuencial para quedarse con valiosas propiedades mediante la complicidad de autoridades laborales, del registro público de la propiedad y notarías. Se inventaban juicios laborales sin notificar a los propietarios y al final de cuentas se embargaban los inmuebles y se les adjudicaba a los supuestos trabajadores, quienes de inmediato lo vendían a bajo precio a personas asociados a Borge. Es una historia sin cuento. Historias de horror.
Ayer se entregaron a sus legítimos propietarios tres hoteles en Tulúm, de los cuales fueron despojados mediante esos amañados juicios. Es el fin de la impunidad. Por eso trató de bindarse el ex gobernador. Ahora falta que sean cometidos a juicio todos los que fueron partícipes y copartícipes de esos verdaderos robos en despoblado que se dieron en La Riviera Maya, en Cancún y en Isla Mujeres.
Pafrece increíble, pero Borge veía una playa o una residencia, alzaba la mano y decía: me gusta. Y comenzaba la operación delincuencial para apropiarse de esos inmuebles. No sólo se utilizaban los juicios aborales sino también se acudía a la presión, la intimidación y el secuestro. Entraba en operación toda una maquinaria delincuencial que poco a poco se ha ido desmantelando. Y todavía hay quienes dudan de que el cambio está en marcha.
43 AÑOS DEL ESTADO
En el marco de la celebraciones del 43 aniversario de la creación del Estado de Quintana Roo, el gobernador Carlos Joaquín González pronunció un discurso que sintetizó la ruta de Quintana Roo. Fue un mensaje rotundo y claro. Cuatro aspectos señaló como objetivos de corto plazo: lo más urgente es el restablecimiento de la seguridad publica, la disminución de la desigualdad social, el abatimiento de la corrupción y la impunidad y el mantenimiento del crecimiento económico, regional y sustentable.
Describió el gran desafío: “Reconstruir un estado quebrado financieramente, destruido institucionalmente y entregado a la avaricia del poder no se puede hacer de un día para el otro”. La tarea es dura pero se están logran resultados.
Este exhorto es relevante: “hay que acabar con el enfrentamiento que nos ha estancado y dar paso a una cultura del diálogo, de comprensión, de trabajo y la legalidad”. Que se atienda.