Para Quintana Roo fue una fortuna que don Javier Rojo Gómez fuera su gobernador (1967-70). Un hombre cabal, un varón en el estricto sentido de la palabra. Voy a transcribir unos párrafos del discurso que pronunció al llegar a Chetumal, en junio de 1967, que tienen plena vigencia en estos tiempos inciertos:
“Desde este momento me identifico ante ustedes, no como un gobernante que viene a mandar, a imponer su autoridad, a usar el lujo de decir que el mando. No venimos a eso. Venimos a formar parte del ejército de ciudadanos de quintana roo hacía la conquista de su bienestar…
“Pero tengan presente, compañeros de quintana roo, que el gobierno no podría hacer nada sino cuenta con el entusiasmo de ustedes, con la ayuda de ustedes, con el deseo de ustedes de que consigan esas metas…
“Por lo tanto, yo los exhorto a que inflamen sus corazones, a que levanten su espíritu, a que piensen en el bienestar de esta región de la patria. En ustedes está el éxito o el fracaso de nuestra gestión, porque la gestión mía será gestión de ustedes…
“Yo vengo aquí sin ningún apetito ilícito. No tengo apetitos ni de dinero, ni de poder, ni de política. Absolutamente nada, vengo solo a trabajar por ustedes, a trabajar por México. He preocupado que toda mi vida se distinga por la limpieza de su procedimiento. No tengo nada de que ruborizarme. Mi vida es limpia, mi conducta es limpia, mi patriotismo es apasionado. Por eso luchamos ante nuevos horizontes. Vuelvo a hacer una invitación cordial al pueblo de Quintana Roo para que como un solo hombre con espíritu levantado, con la fe en el porvenir, luchemos. Que no haya distinciones entre ustedes, que no haya ambiciones de ninguna naturaleza, sino la ambición elevada y noble de mejorar las condiciones de este territorio…
“Ojalá quintanarroenses que yo sea el último gobernador que mande el centro..
“Ojalá que cuando yo termine mi gestión, que espero que sea lo más pronto posible, para que ustedes se hagan dueños de su destino, me recuerden sino con cariño, cuando menos con el reconocimiento de que fui un hombre honrado, de que junto con ustedes luché por el progreso de Quintana Roo.”
A don Javier Rojo Gómez no se le ha dejado de extrañar en Quintana Roo. Falleció un 31 de diciembre de 1970 siendo gobernador. Estas palabras de don Javier deben recordarse siempre. Trabajó y amó a Quintana Roo como pocos.
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