Lealtad histórica
Jorge González Durán
El gobernador Roberto Borge Angulo pronunció el martes por la noche en Chetumal, en el tercer informe del diputado Raymundo King, un discurso que ha causado revuelo e incluso furor. Fue un mensaje claro. Dice lo que dice, sin más interpretaciones.
Quintana Roo para los quintanarroenses. Nada más. Esa es una legítima convicción de todos los quintanarroenses, nacidos o no en la entidad. Quintana Roo no volverá a estar bajo la sombra de Yucatán. Es también otra convicción irrenunciable. Han brincado los que creen lo contrario.
Pero el suelo está parejo. Los hasta ahora suspirantes -porque todavía tienen esta categoría- son Mauricio Góngora Escalante, “Chanito” Toledo, Paul Carrillo, Raymundo King y Eduardo Espinoza Abuxapqui. Pero hay intereses ajenos al estado, que tienen sus raíces y su corazón en Yucatán, con oscuras ambiciones de apoderarse del estado. Cuidado. El gobernador ya lanzó el mensaje. No se permitirá.
Mauricio Góngora nació por accidente en Mérida. Su mamá tuvo que ir a dar a luz en Mérida por un embarazo de riesgo que en el Cozumel de entonces no se podía atender. Pero Cozumel es su verdadera cuna. Es decir, es un quintanarroense sin sombra de duda. Y así los demás suspirantes ya mencionados.
El camino de la política no es lineal, sino que tiene muchos vericuetos. Al final de cuentas lo que se disputa es el poder. Y el gobierno de Quintana Roo, por su importancia turística y su proyección en esta materia –que se ha logrado por la coordinación entre el presidente Peña Nieto y el gobernador Roberto Borge- tiene un relevante papel geo estratégico.
Hay que precisar que no ha comenzado la lucha por la sucesión. Apenas hay escarceos. Rounds de sombra. Fintas. Pero el ánimo puede caldearse. Lo que no es malo del todo, porque la política también es pasión. Una política sin pasión se convierte en una aburrida tertulia.
Lo que sí es un hecho es que la disputa se dará sólo entre priistas, porque la oposición al PRI no pinta ni da color. Pulverizada y con dirigencias sin credibilidad, no tiene camino cierto en el corto plazo. Tendría que hacer un esfuerzo de autocrítica, de reestructuración interna y de reencontrar el camino de la ética, que en un tiempo fue su fuerza. La corrupción y los malos resultados de sus gestiones municipales los arrinconaron.
Por ahora no hay descartes. Lo que hay es una señal de alerta y una decisión: Quintana Roo seguirá gobernado por quintanarroenses. Nada más y nada menos.