Según el diccionario la palabra maroma significa función de circo en la que se hacen acrobacias; voltereta o pirueta de una acrobacia y cambio oportunista en política.
También significa una cuerda gruesa hecha de fibras vegetales, como el cáñamo, o artificiales, que se utilizan para atar el ancla de los barcos.
Punta Maroma está considerada como una de las playas más hermosas, no sólo del Caribe sino del mundo. Ahora está en el centro de una poderosísima disputa.
Al parecer, un norteamericano gay que vivía prácticamente solo fue comprando poco a poco varios terrenos en esa zona. Cuando falleció, alguien que se dijo su pareja, al parecer falsificó documentos y se apropió de varios terrenos del norteamericano, que no se sabe cómo pudo hacerse de la propiedad de esas hermosas playas.
Le comentan a este columnista que José Raúl Moguel Mendoza adquirió algunas de esas playas y posteriormente se las vendió a Ángel Isidoro Rodríguez, “El Divino”, un prohombre muy cercano a Carlos Salinas de Gortari, que fue principal accionista de Banpaís, al que llevó a la quiebra mediante acciones fraudulentas.
Se dice que, machetazo a caballo de espadas, “El Divino” fue víctima de un fraude, porque le vendieron la playa de Punta Maroma con documentos “hechizos”. Todo está en que el propietario original de esas playas murió intestado y el que se dijo su pareja falsificó firmas para vender. Pero resulta que aparecieron familiares del gringo y también han estado reclamando su parte de esas playas.
El hecho es que una noche van policías municipales a desalojar el predio, y a los pocos días van judiciales a desalojarlos, hasta que hace dos días intervino la PGR y se dice que en la playa encontraron droga.
Son maromas y marometas. Son acrobacias. Son actos circenses. El hecho es que, también se dice, desde la cúpula del poder federal han intervenido para impedir que de este terreno se apropien quienes no deben.
Como cuando pretendieron timar al arquitecto Lobo en la compra de un valioso terreno en la zona hotelera, con la complicidad de un prestigiado notario.
Los negocios en las valiosas y hermosísimas playas del Caribe mexicano siempre han estado plagadas de irregularidades, de despojos y de crímenes. Muchos ejidatarios y modestos pero verdaderos propietarios sufrieron, y sufren despojos, engaños y presiones para vender o traspasar sus terrenos a poderosos consorcios o a personajes influyentes. Dos secretarios de la Reforma Agraria se prestaron a esos enjuagues: Víctor Cervera Pacheco y Rafael Rodríguez Barrera.