El Boulevard Bahía se ha consolidado como la zona por excelencia para el esparcimiento y la recreación de los chetumaleños, e incluso de habitantes provenientes de municipios vecinos, principalmente de Bacalar. Se percibe durante las vacaciones, en los “puentes” y los fines de semana, cuando se desarrollan más actividades al aire libre.
La mayoría se concentra entre el Congreso del Estado o poco antes, y el Palacio de Gobierno, precisamente en la explanada a la bandera, debido al espacio amplio común, a los carros de comida rápida, los restaurantes, las dinámicas lúdicas para niños y donde se ubica la remodelada Fuente del Pescador, la cual adquiere con rapidez un sentido de pertenencia para los anfitriones, en tanto se erige como el sitio obligado de visita para los foráneos.
Tuvieron buen gusto al remodelarla, ahora falta cuidarla en extremo. Durante los días festivos de Semana Santa, cientos acudieron para fotografiarse allí, mientras consumían alimentos y bebidas. Si bien se colocó una caseta móvil con agentes para preservar el orden, se descuidó la limpieza. En pocos minutos la Fuente se convirtió en tiradero, lo cual demuestra ya no sólo la insuficiente vigilancia, sino la carencia de buenos hábitos de los peatones. Además, no se puede ignorar que para la foto del recuerdo se montan en las letras del parador, ocasionando daños.
Esa falta de limpieza, aunado al tráfico focalizado en el área que pone en riesgo a los transeúntes, configura un panorama que debe remediarse al instante para conservar la buena imagen que necesita y merece. Esos detalles (y otros como el reloj sin la hora correcta del primer monumento de Chetumal en la explanada), no dejan satisfecho a quienes visitan la capital de Quintana Roo.
Analizando con profundidad, el bulevar necesita por lo menos tres sitios más con esa dinámica tan favorable. El primero podría ser en la megaescultura o Monumento al Mestizaje que la administración del gobernador Roberto Borge Angulo pretende concluir. El anuncio por recuperar la obra escultórica de “Sebastián”, después de 10 años, mantiene viva la esperanza para eliminar la corrosión, los grafitis, la desidia y la corrupción que se le atribuye.
Si se concluye como está previsto, será una obra que se pueda presumir junto a los trabajos en la Héroes y otras avenidas primarias. La megaescultura podía convertirse en un sitio de enorme interés para habitantes y turistas, sobre todo porque su ubicación no es distante del balneario Dos Mulas, otro rincón pujante.
Un lugar más para explotar puede ser el de la Universidad de Quintana Roo, que sin embargo representa un ambiente ideal para bebedores y delincuentes. La atmósfera propia de un complejo universitario es dinámica, con múltiples actividades académicas, deportivas y culturales, pero la realidad de ésta es opuesta. Son innumerables los delitos cometidos en aquella zona e incluso en la misma casa de estudios.
Por último, el tramo hacia Calderitas, que está prácticamente abandonado, con poca iluminación, sin negocios ni atractivos. Es difícil reactivar de un mes a otro una zona marginada por años, pero se puede rescatar paulatinamente. El corredor escultórico de ese rumbo está deteriorado, lo cubre el monte y nadie los visita, debido, entre otros motivos, a que pocos saben que existe o ya se olvidaron.
Estos dos últimos lugares podrían recuperarse poco a poco hasta darles vida a buena parte de los aproximadamente siete kilómetros del bulevar; esto, mientras se consolida la zona de la explanada, que claramente es ya el corazón la ciudad.
Lo urgente, es difundir un llamado al ciudadano para cuidar el entorno. Los desperdicios tirados en la Fuente a veces son interpretados como un problema mayor comparado con la
Inseguridad ocasional, la oscuridad o el detalle del reloj en la explanada.
En definitiva, se trata de procurar la imagen de una ciudad que multiplica con éxito su promoción turística.