La consulta popular sobre el tema del servicio público de pasajeros a través de plataformas digitales, es un ejercicio democrático que la sociedad merece. Nadie puede estar en contra. No tiene fines electorales. Su objetivo es conocer el sentir comunitario sobre un tema sensible. Cancún no puede estar al margen de la evolución de los medios digitales que ya son un instrumento utilizado por millones de personas en nuestro país y en todo el mundo. Negarse a su utilización es quedar anclados en la edad media.
Es verdad que se debe actuar con cuidado porque la reglamentación debe ser clara y precisa, protegiendo el interés y la seguridad de los usuarios; evitando también causar perjuicios a los concesionario y operadores taxistas- Son miles de familias cuyos ingresos dependen del servicio de taxis en todo el estado. El objetivo no es perjudicarlos sino de abrir nuevas alternativas que la ciudadanía demanda desde hace tiempo.
Se ha intentado abrir este servicio a las plataformas digitales, pero se han interpuesto muchos intereses. Emiliano Ramos fue uno de los que pactó con la cúpula de los taxistas en Cancún, y la iniciativa se empantanó. Sin embargo, la presión ciudadano ha ido creciendo y es palpable en todos los fortos y en todos los sectores.
Lo que hace el gobierno es convocar a una consulta ciudadana para tomar el pulso de la sociedad sobre este tema que le interesa a todos. Conocido el resultado de la consulta el gobierno deberá hacer lo conducente para darle respuesta a la gente. O sea, el tema todavía da para rato.
Pero la voluntad expresada por el gobernador Carlos Joaquín es abrir nuevas alternativas en materia de transporte público a la gente. Y no dará marcha atrás. No hay vuelta de hoja.
Ante esto, ante este disposición de mantener un diálogo abierto con la ciudadanía, la cúpula de los taxistas ha adoptado una actitud de confrontación, de provocación abierta. Los que alientan este desafío a las instituciones son los que siempre han medrado a costa de los operadores. Son los que han manejado a su antojo a los sindicatos de taxistas, en contubernio con el gobernador en turno.
Ahora no existe complicidad entre los gobernantes y los sindicatos taxistas. El sindicato de taxistas de Cancún ya no es la caja chica del gobierno, como lo fue desde siempre. La prueba palpable es que el gobierno estatal no interfirió en la elección de la nueva directivas del sindicatos de taxistas.
No a la provocación.
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