Jorge González Durán.- Tenemos que reconocer que las mujeres son las que con mayor enjundia han luchado por la equidad política, planteada no como confrontación entre hombres y mujeres sino como un acto de justicia.
En estos momentos complejos por los que atraviesa nuestro país y el mundo en general, es necesario fortalecer los lazos comunitarios y familiares. Y esto sólo se puede alcanzar con la participación cada día más creciente de la mujer en los asuntos públicos.
Las mujeres, con valor y fortaleza espiritual, con decoro e integridad, han sabido enfrentar los resabios de un machismo ciertamente soterrado pero no menos real.
las mujeres le aportan a la vida política la sensibilidad que le hace falta. Porque la política no es sólo una cuestión de cifras y de números fríos, sino también de calidez y de amor.
Las mujeres del campo y las mujeres obreras, todavía sufren en mayor grado marginación y discriminación laboral y salarial e incluso acoso sexual.
No se debe pasar por alto a las mujeres quintanarroenses que enriquecen nuestra vida cultural y artística. A las que ponen en alto el nombre de Quintana Roo en la música, en la literatura, en el periodismo, en la pintura, en la docencia, y en otros rubros de la vida artística y cultural.
En un país marcado por la desigualdad, las mujeres son las más afectadas por esta circunstancia.
No se puede concebir un auténtico desarrollo humano equilibrado, sustentable y de largo plazo, sin la plena equidad de género, que entre otras cosas significa igualdad de oportunidades en todos los ámbitos: de educación, de empleo, y de participación política, entre otros aspectos.
La equidad de género es un imperativo moral y también una condición esencial para alcanzar la prosperidad que sea una realidad para todos los sectores y no para unos cuantos.
Sería una injusticia histórica no mencionar a María Huicab, la sacerdotisa de Tulúm que encabezó la resistencia del pueblo maya en defensa de su autonomía. Ella sintetiza el valor y la dignidad de las mujeres indígenas que luchan en sus comunidades por una vida mejor, en condiciones muchas veces adversas.
La lucha de las mujeres debe ser la lucha de todos. Ellas nos enseñaron a crecer; ellas nos enseñan a levantarnos por duras que sean las circunstancias; ellas nos enseñan el camino de la vida, de la verdad y del futuro.
Mañana 8 de octubre, no hay que olvidarlo, es el Día Internacional de la Mujer.