Quintanarroismo, no nativismo
El martes por la noche, en la ceremonia de instalación del capítulo correspondiente en Cancún de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, el gobernador Roberto Borge Angulo puso los puntos sobre las íes.
Quintanarroismo no es nativismo. El debate no es sobre derechos constitucionales sino sobre algo más profundo: el amor a la tierra, el sentido de pertenencia, la identidad histórica y cultural, el compromiso con el devenir de Quintana Roo, la emoción del compromiso con una tierra especial y diferente a las demás.
No es sólo tener el derecho a votar y ser votado. Este tema no está a discusión. El tema de fondo que el gobernador Borge, con valor y visión, puso sobre la mesa es el derecho que tienen los quintanarroenses, los que llevan en el alma la esencia de esta tierra, a gobernar su tierra.
No se es quintanarroense por amor e identidad con unos años de residencia, aunque así lo ampare constitución. Nadie en su sano juicio puede justificar que algunos quintanarroenses postizos abriguen la ilusión de gobernar este estado.
Hay un sentido de pertenencia que va más allá de lo que señala la constitución. Este sentido de pertenencia genera un compromiso con la gente y con la tierra. Y esto sólo lo pueden sentir los que han nacido o los que se han forjado desde su niñez en esta tierra.
Miguel Borge Martín, el respetado ex gobernador, lo expresó con claridad en el programa radiofónico “Desde el Café”: Yucatán para los yucatecos; Campeche para los campechanos y Quintana Roo para los quintanarroenses. Nada más. Pero nada menos.
El gobernador Roberto Borge hizo énfasis en que Quintana Roo es uno e indivisible. Quintana Roo no se puede separar ni dividir, ni fragmentar. Y muchos menos en aras de ambiciones políticas mal sanas.
Quintanarroismo no es nativismo. El nativismo podría ser excluyente. El quintanarroismo es incluyente en esencia. Incluye a todos los que aquí han nacido y a los que aquí quemado sus naves. Desde Gonzalo Guerrero hasta el niño o la niña que en este momento está naciendo en algún lugar del estado.
El que no ha vivido la evolución de Quintana Roo, el que no ha sido parte de sus entrañas, el que no ha sufrido sus desventuras ni gozado sus triunfos.
Este perfil ético es el que exigen todos los quintanarroenses. Es el que define al quintanarroismo como una razón de ser y de vivir.
Como es obvio, los filibusteros de la política se sienten aludidos.