1.- Observa.
Cuando tienes una emoción ¿qué te pasa? ¿qué piensas? ¿cómo actúas?
2.- Acéptala.
Reconócela. Sin juicios ni críticas. Sé consciente de que sientes esa emoción y de los pensamientos/conductas que manifiestas con ella.
3.- Analiza.
¿Cómo te repercute reaccionar de la forma en que actualmente lo haces cuando sientes esa emoción? ¿Afecta a alguien más de tu entorno? ¿En qué medida?
4.- Nueva respuesta.
La reacción surge de manera impulsiva, para cuando nos damos cuenta ya no tenemos tiempo de parar. Ahora que estás en frío, visualiza una situación en la que habitualmente te sientas dominado/a por la emoción ¿cómo te gustaría responder? (observa el cambio de término: responder vs. reaccionar). Diseña la nueva forma de comportarte que quieres incorporar y visualízate de nuevo en la situación anterior pero actuando con la nueva conducta.
También te puede interesar: Las emociones y la salud de la piel
5.- Repítela.
Para que esta nueva respuesta se convierta en un HÁBITO, has de repetirla sistemáticamente. Entrena con visualizaciones o provocando situaciones “controladas” donde puedas poner en marcha tu nueva respuesta.
Fuente: Salud.Facilisima