Fregaderos y sifones podrían servir de reservorios para algunos hongos, lo cual permitiría propagar especies dañinas para los seres humanos.
Para los hongos, territorios como los desagües de los fregaderos y las tuberías suelen ser lugares más que cómodos para su desarrollo. Esa puede ser una de las razones por las que estos lugares son tan desagradables para los seres humanos. Pero también pueden resultar peligrosos para nuestra salud.
En un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Reading y el Centro de Ecología e Hidrología del Reino Unido, los científicos se adentraron en este ecosistema casero para investigar más de 250 “comunidades fúngicas de lavabos” en un campus universitario.
Soon Gweon, bioinformático de la Universidad de Reading, dirigió un equipo de investigación que recogió muestras de los desagües de los lavabos de 20 edificios del campus principal de la universidad.
Para ello, los investigadores utilizaron bastoncillos de algodón estériles y sifones P, y registraron a detalle las cualidades de cada lavabo: ubicación, finalidad, etiqueta de género para los baños y si el agua que fluía por el desagüe estaba caliente o fría.
Hasta 375 géneros de hongos encontrados
Tras extraer el ADN de las muestras, utilizaron la amplificación por reacción en cadena de la polimerasa (PCR) y el procesamiento bioinformático para ayudar a identificar a los residentes microbianos de los lavabos.
Lo que hallaron eran selvas mohosas de diversos tipos de hongos en los desagües. Estas comunidades fúngicas también eran increíblemente similares entre sí, según los investigadores.
Se encontraron 375 géneros de hongos, el rango taxonómico por encima de las especies, de una gran variedad de clases, órdenes y familias. El estudio también halló hongos que representaban siete filos diferentes, el rango taxonómico por debajo del reino.
A pesar de que cada lavabo presentaba una gran biodiversidad de hongos, todas las comunidades fúngicas mostraban perfiles taxonómicos sorprendentemente similares. Esto significa que la proporción de hongos no variaban mucho de un lavabo a otro, ni siquiera de un edificio a otro.
No existe una respuesta clara acerca de lo anterior. Los investigadores señalan que la similitud en los hongos de los lavabos de diferentes baños y edificios podría reflejar un “uso similar” por parte de los miembros de la comunidad.
Los lavabos se utilizan principalmente para lavarse las manos, por ello cualquiera de la comunidad universitaria podría estar expuesto a los microbios al utilizar los lavabos.
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“Pasamos el 90% de nuestro tiempo en interiores, por lo que estamos expuestos a los hongos en nuestros hogares y lugares de trabajo. Para la mayoría de la gente, esto no es un problema, pero para quienes están inmunodeprimidos, ciertas especies fúngicas pueden causar infecciones graves”, afirma Gweon.
Daños a la salud
Fregaderos y sifones podrían servir de reservorios para algunos mohos, levaduras y otros hongos, lo cual permitiría propagar especies que pueden enfermar a los seres humanos, según datos del estudio.
Gracias a la humedad continua, los cambios temporales de temperatura, el elevado pH de los detergentes y la posible acumulación de materia orgánica, los desagües y tuberías de los fregaderos ofrecen un hábitat ideal para los hongos en el entorno construido, señalan Gweon y sus colegas.
Según los investigadores, el género más abundante hallado en el nuevo estudio fue Exophiala, una “levadura negra” que incluye especies terrestres y acuáticas.
“Las especies de Exophiala pueden considerarse patógenos oportunistas causantes de infecciones cutáneas y superficiales”, escriben. Puede que no supongan un riesgo elevado en general, pero “se han documentado infecciones sistémicas mortales”.
“No es una gran sorpresa encontrar hongos en un entorno cálido y húmedo. Pero hasta ahora se habían pasado por alto los sumideros y las trampas de P como posibles reservorios de estos microorganismos”, afirma Gweon.
“Éste podría ser un hallazgo realmente importante para quienes intentan ayudar a las personas inmunodeprimidas a evitar infecciones por algunos de los patógenos oportunistas que pueden estar al acecho en los fregaderos, como el Fusarium”.
Cabe señalar que los hongos de los fregaderos son resistentes, ya que tienen que soportar chorros de agua caliente, niveles variables de acidez y disponibilidad de alimentos. Los investigadores sugieren que algunos podrían aprovechar los detergentes del jabón como fuente de alimento rico en carbono.