Las almohadas han estado presentes en la vida humana desde tiempos antiguos. Las primeras almohadas fueron encontradas en las tumbas de los faraones egipcios, y estas eran fabricadas en madera sólida tallada. Las dinastías chinas usaron durante 10 siglos materiales como madera, bronce, bambú y porcelana para hacer almohadas, ellos optaban por materiales duros debido a que creían que los materiales blandos y confortables le robaban al cuerpo la vitalidad y causaban problemas de circulación o alguna otra afección.
Sin embargo, no fue sino hasta el siglo XIX que se produjo la primer almohada que se asemejaba a las que conocemos en la actualidad, y hasta el siglo XX se produjeron en masa. En cualquiera de sus presentaciones, el objetivo de estas siempre fue brindar un mejor descanso a las personas que las usan y por este motivo, se ha estado en constante búsqueda de revolucionar y encontrar una opción mejorada de dicho objeto.
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Por ello, miles de personas en el mundo tienen el hábito de dormir con este artículo y lo que se busca es que sea cómoda y que nos brinde un descanso completo y reparador. Aunque también hay aquellos que prefieren deshacerse de la almohada a la hora de dormir, pues creen que es más cómodo dormir así. Y ante esto, surge la duda: ¿Cuál es la mejor opción para dormir? ¿Con o sin almohada?
Ante estas dudas, los expertos tienen posturas distintas que aseguran que el hecho de dormir sin almohada es beneficioso para la salud, ya que ayuda a evitar que aparezcan dolores de espalda al lograr que la columna vertebral adopte la curvatura natural del cuerpo, aunado a que puede prevenir el dolor de cuello o alinear los huesos al normalizar la estructura ósea.
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Sin embargo, aunque esto suene de maravilla, no es recomendable que todas las personas sigan este método, por motivos de comodidad y, sobre todo, de la posición que adopten para dormir, pues el dormir sin almohada sólo está recomendado para aquellas personas que duerman todo el tiempo boca arriba, sin moverse demasiado y tengan una complexión pequeña, de esta manera se evitan los dolores musculares al inclinar el cuello durante tanto tiempo.
¿Dormir sin almohada puede repercutir negativamente en mi salud?
A pesar de todo, el dormir sin almohada es una decisión de cada persona, dependiendo en gran manera de sus necesidades y estado de salud, sin dejar de lado el aspecto de la comodidad. De acuerdo con la organización benéfica de los Estados Unidos Sleep Foundation, este hábito no es benéfico para todas las personas por igual, por lo que es recomendable consultar con un médico para llevar a cabo dicha acción.
Para aquellos que duermen de lado o en posición fetal, el uso de la almohada cumple la función de mantener la espina dorsal en posición neutral. Muy diferente a aquellas personas que duermen boca abajo, pues esta posición genera mucho estrés al cuello y la espalda, lo que, al eliminar la almohada, la cabeza quedaría en una posición plana que reduciría el impacto del cuello para mejorar la alineación.
Esto también tiene que ver con el tipo o tamaño de la almohada, ya que, si esta es demasiado grande, al punto de no ajustarse a la cabeza, puede provocar una inclinación no deseada en la espina dorsal; si la almohada es demasiado delgada, la cabeza podría colgar, algo que tampoco es recomendable.
Fuente: Enséñame Ciencia