Se puede ser fuerte. Se puede ser intrépido. Se puede ser valiente. Y todavía se puede ser mujer*.
Se puede estar a un paso de lograr lo que nadie ha podido desde hace 17 años: ganar todos los torneos del Gran Slam en la misma temporada.
Se puede ser la atleta más impresionante de su tiempo. Y aún así, no tener tantos millones de dólares como sus rivales menos aventajadas en el deporte. Ni tanto figurar tan alto en la lista de personalidades influyentes.
Eso es ser Serena Williams.
En efecto, si este sábado la tenista de Michigan conquista el Abierto de Estados Unidos, se sumará al muy selecto grupo de atletas que han logrado la máxima hazaña del tenis, una lista limitada a Don Budge (1938), Maureen Connolly (1953), Rod Lavner (1962 y 1969), Margaret Court (1970) y Steffi Graf (1988).
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Y, de hacerlo, también igualará el récord de 22 títulos de la legendaria Graf.
«Hablamos varias veces de hacer historia y de encontrar la manera de ser la más grande de todos los tiempos. Creo que no hay nada más motivante que eso», le dijo hace poco a la BBC Sport su entrenador, Patrick Mouratoglou.
Es duro y solitario estar en la cima. Todo el mundo quiere derrotarte. Todo el mundo habla a tus espaldas. Dios no permita que pierda. Porque es, ‘¿por qué?’. Bueno, soy humana
Eso a pesar de que, para muchos, ya es «la atleta más dominante del deporte de los últimos 15 años», como dijera el especialista en tenis de la BBC Russell Fuller.
Muchos no son todos
Sin embargo, esto no es necesariamente lo que reconocen las masas. La menor de las Williams no parece gozar de esa estatura mítica en el imaginario colectivo de los deportistas que marcan su tiempo.
«Hay un fenómeno en Wimbledon que pudiéramos llamar la ‘cara Federer’: ese resplandor colectivo en el rostro de quienes acaban de verlo jugar», explica Russell Fuller.
«Pero no parece haber la misma desesperación por ver los poderes de Serena Williams en persona. Y eso es algo que tiene que ser rectificado a toda costa».
«Sigue siendo en Estados Unidos un activo extrañamente poco apreciado», reflexiona en el periódico británico The Guardian Bryan Armen Graham.
Serena Williams, grande entre los grandes
Claramente, no hay duda sobre su fuerza física, su destreza, su fortaleza mental, su técnica impecable.
«Es la oponente más intimidante que nunca me haya enfrentado», le dice su ex rival Lindsay Davenport a BBC Sport. «Con Serena todo te da miedo: su pasión, su actitud, su servicio, su poder, su condición atlética».
Y sin embargo, está constantemente bajo la lupa: objeto de la crítica más dura por lo que hace y deja de hacer, por lo que se pone y deja de ponerse, por lo que dice y deja de decir.
Mientras tanto, la báscula del dinero tampoco parece ser consistente con los logros en deporte.
A pesar de que le ha ganado 18 de las 20 veces en que se han enfrentado,Serena Williams figura por debajo de la rusa María Sharapova tanto en fortuna como en influencia: es la número 20 en la lista de deportistas femeninas más «mercadeables», ocho puestos por debajo de Sharapova.
Esto, dice Fuller, «es un triste reflejo del cálculo del valor comercial de una deportista y nuestra propia percepción de lo que hace a un verdadero campeón», continúa Fuller.
¿Qué lo explica?
El significado de Serena
¿Que es prenteciosa? ¿Que no muy simpática?
Fuller habla de tres Serena Williams: la guerrera, la muy femenina diseñadora de bolsos y la mujer insegura acerca de su propio cuerpo.
«Tiene tan poca confianza que se rehusa a usar pesas porque le preocupa que sus brazos se vean muy grandes», explica.
«Es duro y solitario estar en la cima», ha dicho ella. «Todo el mundo quiere derrotarte. Todo el mundo habla a tus espaldas. Dios no permita que pierda. Porque es como, ‘¿por qué?’. Bueno, soy humana».
Humana. Y crucialmente –argumentan los analistas– negra.
«Una mujer negra, testigo de Jehová, que se vuelve independiente rescribiendo el libro de los récords de un deporte dominado y apreciado por blancos de las clases más altas».
Rescribe el libro de los récords del deporte y choca con fuertes estereotipos, argumenta Claudia Rankine en The New York Times: «aún cuando Serena es la mejor (…) sólo se le permite superficialmente personificar eso en nuestra cultura».
«Si quieren mercadear a alguien que es blanco y rubio, es su decisión», le dice Serena a la reportera, interrogada su posición en los rankings monetarios frente a Sharapova.
En efecto, son otras decisiones las que ocupan a Serena Williams en estos momentos: aquellas que la llevarán a alzarse, de triunfar este sábado, al club de las leyendas deportivas de todos los tiempos.
A punta de un desempeño inigualable. Sin discusión.
Quizás sea hora de empezar acostumbrarse.
*Adjetivos con que su antigua rival Lindsay Davenport, definió a Serena Williams, en entrevista con BBC Sports en julio pasado.
( Fuente BBC)