Visitantes del extranjero llegan al balneario buscando emular la emoción de atravesar la frontera hacia EU
Aprovechan el silencio de la noche para acariciar el sueño americano. Hombres y mujeres se mueven sigilosos por el terreno agreste, atienden puntuales cada instrucción del pollero. Ninguno de los 30 quiere ser deportado.
Intempestivamente, gritos amenazantes se dejan oír: ordenan y maldicen en un singular inglés. Su adjetivo recurrente es motherfuckers, que vociferan mientras buscan a los 30 indocumentados que deben cazar esta noche y quienes no se dejan delatar ni por su respiración. No se desalientan, la cacería apenas inicia.
Es la Migra Ñhañhu, del centro turístico Ecoalberto, que cada fin de semana busca desalentar a jóvenes originarios del valle del mezquital de su intención de cruzar de manera ilegal a la unión americana.
De acuerdo con cifras de la Coordinación de Apoyo al Hidalguense en el estado y en el extranjero, se calcula que en la unión americana radican alrededor de 250 mil hidalguenses. Y sólo en esta comunidad de Ixmiquilpan, se estima que 80 por ciento tiene algún familiar migrante.
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Pero en los recorridos también concurren turistas nacionales y extranjeros, lo mismo de nacionalidad europea, sudamericana y hasta oriental, aunque en estos su deseo no es precisamente atravesar de manera ilegal hacia los Estados Unidos, son buscadores de emociones que han permitido consolidar una fuente de ingresos para la comunidad a través de las Caminatas Nocturnas.
Ubicado en la carretera cantinela kilómetro 8, en la comunidad del Alberto, perteneciente al municipio de Ixmiquilpan, la extrema atracción considera la participación de alrededor de 60 personas, todos vecinos de la localidad.
Es un recorrido que puede durar entre dos y cuatro horas, donde pueden ocurrir desde caídas, raspones, espinaduras de cactáceas, hasta levantones.
“Lo que aquí recreamos es apenas un 10% de lo que en realidad se vive al cruzar la frontera”, cuenta Miguel Bautista, vecino de la comunidad, trabajador del centro y quien hace cinco años intentó el cruce.
“La migra es muy cabrona, lo que hacen es darte zapatos muy jodidos al momento que te agarran, te dan ropa muy acabada y te dejan allí tirado en una parte del desierto entre Tijuana, por Tucson, donde sea más cerca del lado de México. Unos son ojetes, racistas, abusan. No todos son así, pero la mayoría te trata mal”.
”Trabajan con caballos, con lentes para ver en la noche, con cuatrimotos, traen perros que no te van a morder, pero están entrenados para jalarte y así te caigas”, dijo.
“Ese día íbamos caminando, estaba el coyote y nos dijo que en caso de que llegara la migra íbamos a correr. Ya nos había indicado a dónde, a que punto, y en ese lugar teníamos que hacer un sonido secreto para que nos encontraran, pero al momento de que pasó eso, los muy cabrones (la migra) estaban escondidos en un tipo de mezquite chico, enanos. Yo los había visto, pero pensé que era gente que se dedicaba a estafar a los paisas.
Una vez detenido, “la mayoría te trata mal, te quitan agujetas, cinturones. Traen una bolsa negra y te hacen abrir tus productos, tirarlos por el desierto”.
“No son experiencias que le deseas a otro, un vecino tuvo que caminar tres días hasta un rancho del lado mexicano después de que lo abandonaron, llegó deshidratado y sus primeras palabras fueron pedir agua, pero le dijeron que no se la podían dar en ese momento, porque se podía parar su corazón, así que sólo se mojó los labios”, puntualizó.
Fuente: Excelsior