Según la herramienta Sea Level Projection Tool de la NASA, el nivel del mar podría aumentar hasta 0.94 metros para el año 2100 como resultado directo del cambio climático. Este fenómeno, provocado principalmente por la emisión de gases de efecto invernadero, representa una amenaza crítica para las zonas costeras del mundo, y México no es la excepción.
Progreso es una ciudad costera construida prácticamente al nivel del mar, lo que la hace altamente vulnerable. En años recientes, ha enfrentado ya problemas de erosión severa, con tramos de playa que simplemente desaparecieron bajo las olas.
A este fenómeno se suma el riesgo creciente de marejadas ciclónicas —oleajes extremos provocados por huracanes—, que con el calentamiento global se volverán más frecuentes e intensos. Todo esto podría tener consecuencias desastrosas para el puerto.
Un futuro incierto para 2075
La NASA proyecta que, para el año 2075, el nivel del mar en la costa de Yucatán podría haber subido entre 0.5 y 0.6 metros, y en el peor de los casos, superar los 0.8 metros.
Aunque esto no implicaría la desaparición inmediata de Progreso, sí afectaría progresivamente al malecón y a las zonas aledañas, especialmente con cada tormenta o huracán que impacte la región.
Un fenómeno global con consecuencias locales
La situación de Progreso no es única. En todo el mundo, el aumento del nivel del mar amenaza a millones de personas que viven en zonas costeras bajas.
El cambio climático ya ha provocado récords de temperatura, derretimiento de glaciares y pérdida de hielo marino, según el último informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC).
Antonio Guterres, secretario general de la ONU, advirtió recientemente que el año 2023 demostró «con total claridad que el cambio climático ya está aquí», y urgió a los gobiernos y empresas del mundo a redoblar esfuerzos para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.
¿Qué se puede hacer?
La comunidad científica insiste en que aún hay tiempo para frenar el cambio climático si se actúa con decisión. Alcanzar la neutralidad de carbono para 2050, reducir drásticamente las emisiones contaminantes y promover energías limpias son pasos fundamentales para evitar escenarios catastróficos.
Mientras tanto, municipios como Progreso deben comenzar a planificar estrategias de adaptación, reforzar su infraestructura y considerar planes de protección costera que puedan mitigar el impacto de los cambios que ya están en marcha.
La playa no va a desaparecer de un día para otro, pero si no se toman medidas hoy, las próximas generaciones podrían no conocerla como la disfrutamos hoy.
fuente: periodico correo