El día de ayer platicaba con una doctora sobre el incremento de la obesidad infantil en México. Me contentaba que estuvo en unas pláticas sobre endocrinología y exponían sobre el riesgo de diabetes y enfermedades cardiacas que tienen los niños hoy en día. Realmente preocupantes las cifras que se manejan sobre este tipo de padecimientos. Me contaba que hay casos de infartos cardiacos debido al sobrepeso en niños de 12 años.
En cifras compartidas por la Organización Mundial de la Salud y por el Instituto Nacional de Salud Pública se indica que el mexicano promedio bebe alrededor de 163 litros de refresco al año. Este promedio es 45 litros mayor al que tienen en Estados Unidos y 7.3 veces más que el promedio mundial. Para darnos una idea , 163 litros al año es como beber 1.3 latas de 355 al día, cerca de 460 latas al año. Medido en cucharadas de azúcar es a comerse 9 cucharadas, el doble del consumo diario recomendado por la OMS.
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Esta semana se llevó a cabo el Foro Binacional de Salud 2017 organizado por la UNAM y la Universidad de California. Dentro de las pláticas el director del INSP expuso que el 70% del consumo de azúcar adicionado proviene de refrescos excediendo los límites recomendados del total de calorías que consume una persona. Según la OMS solo el 10% del consumo calórico debe provenir de los azúcares adicionados.
El titular de la INSP también comentó que han encontrado reducciones promedio de 7.5% en la compra de bebidas azucaradas en la población mexicana. Esto se puede atribuir en parte al aumento de gravamen que se le impuso a estas bebidas. También dijo que México es uno de los pocos países en el mundo que tiene una estrategia integral para abatir la obesidad y el sobrepeso. Expresó que una sola medida no va a tener un efecto suficiente por lo que tienen varias medidas que están en progreso de evaluación y mejora.
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¿Cómo afecta este tipo de enfermedades a nuestro bolsillo aun no padeciéndolas? El efecto más notorio no se dará de inmediato, pero en un país donde el gobierno ha emitido dos declaratorias de emergencia sanitaria por diabetes y obesidad, padecimientos crónicos y no contagiosos, el costo de la salud aumentará con certeza. La salud pública que ya es severamente castigada en presupuesto e ineficiencia no tendrá la capacidad para cubrir todos los casos. En la salud privada el costo de atender estas enfermedades aumentará y por consecuencia aumentará el costo de las primas de los seguros de gastos médicos mayores.
Ningún país se puede dar el lujo de tener familias enfermas por un problema que no se ha controlado de fondo. El aumentar los impuestos en este tipo de bebidas puede ser una solución pero no es contundente. No creo que lleguemos a la situación que han llegado en al India donde el estado de Tamil Nadu ha prohibido la venta de refrescos desde el 1 de marzo.
El trabajo de las autoridades de salud del país tiene sus límites y no puede meterse en la mente de las personas para disminuir el consumo de estas bebidas. Queda en cada persona conocer y evaluar su situación de salud actual y moderar el consumo de este tipo de bebidas. Y no solo el consumo de bebidas, el consumo de comida chatarra, el tipo de alimentación en el hogar, los hábitos de ejercicio entre otros factores. Si aumentamos la calidad de vida de las personas, por consecuencia aumentará la calidad de vida de las comunidades y la suma de estas comunidades harán, al menos en el renglón de salud, un país más próspero.
Fuente: SDP noticias